PARTIDO
MARXISTA DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO.
Cuando el PCE
(partido comunista) inventó IU (izquierda unida) aquel tenía dos Diputados
Nacionales y la Alcaldía de Córdoba.
Treinta años después
IU tiene dos Diputados y la Alcaldía de Zamora.
Es pues de lo más
sensato del mundo “repensar” lo que está pasando, repensar la izquierda,
repensarlo todo.
Y en este sentido se
va a celebrar la Asamblea Federal de IU (la que abarca a toda España).
A dicha Asamblea se
presentan 6 ponencias que se resumen en una: O elegimos a Alberto Garzón y a
luchar, o escogemos a otro y a encoger.
Pero al margen de
ello, que no deja de ser algo íntimo de la militancia, tal vez si pueda tener
un interés social más amplio lo siguiente.
La experiencia
indica (por ejemplo al intentar hacer candidaturas en los pueblos) que el
término o palabra “comunista” produce rechazo.
Ese aspecto negativo
del nombre se debe, sin duda, a dos factores:
Uno corresponde a
los errores que los gobiernos, denominados “comunistas”, cometieron al
confundir el control de la economía (lógico para que quien peor viva, viva
dignamente) con el control de la vida de la personas (al confundir los valores
burgueses, que se pretendieron erradicar, con los gustos burgueses que son los
que tenemos todos).
Pero sobre todo, la
palabra comunista está desprestigiada o produce mal efecto, por la feroz
propaganda en contra que han hecho desde siempre los Poderes Culturales y
Políticos del Capitalismo.
Como consecuencia de
lo visto es evidente que hay dos clases
de anticomunistas. Los anticomunistas ideológicos, que no quieren saber nada de
una sociedad que reparta la riqueza y elimine la pobreza, y los anticomunistas
inducidos o culturales, es decir aquellos que por lo que han oído “temen el
comunismo”.
Recordemos que la
idea de la gente (metida en la cabeza) es la de que un régimen comunista supone
menos libertades y encima menos bienestar económico.
Indudablemente a los
anticomunistas ideológicos no se les puede convencer de que es posible un mejor
orden social, pero a los anticomunistas inducidos, si.
Pero para eso, que
se ha demostrado ardua tarea, tal vez haya que hacer esto.
Dice Agustín García
Calvo (ver Google) que cuando una palabra está destrozada, robada o desprestigiada
por el enemigo, lo mejor es abandonarla.
Por ello, dentro de
ese tener que pensar y repensar todo, tal vez el PCE debería estudiar la posibilidad
de renunciar a la palabra comunista en su denominación.
Porque la teoría
marxista es válida y correcta como tal teoría, y ha sido la práctica o cierta
práctica la que dio una impresión contraria.
Un partido que se llamara,
por ejemplo, Partido Marxista Democrático Revolucionario, para empezar podría tratar
de unificar a todos los marxistas.
A su vez recordaría
que su toma del Poder sería sólo si lo vota o quiere el pueblo.
Y por último, con el
término revolucionario, recordaría que propone y pide lo que quiere el pueblo.
Por poner unos ejemplos.
¿Qué prefiere el
pueblo, un asesor político más o un médico más? ¿Qué prefiere el pueblo, un político
liberado más o un maestro más? ¿Qué prefiere el pueblo, un Senado de adorno, o
cientos de fiscales y jueces más, que hagan rápida y eficaz la Justicia?.
Cierto es que
renunciar a una palabra tan simbólica da rabia por lo que puede suponer de
victoria para el enemigo de clase; pero en términos de lucha hay que reconocer que
cuando una posición está perdida es mejor abandonarla que inmolar allí a tantos
y tan buenos combatientes.
Paco
Molina. 31 de Marzo del 2016.
Escrito demasiado
tarde, con motivo de los debates del PCE, entre otras cosas porque es una idea
muy personal y no consensuada con nadie. Pero como ya insinué en mi libro “El
Alegre Comunismo”, hay que moverse y cambiar de trincheras si es necesario
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