sábado, 26 de marzo de 2016

LA SEGUNDA BALA

LA SEGUNDA BALA

A una persona corriente, Miguel Ángel Blanco Garrido, le han asesinado con dos tiros en la cabeza.

Le han asesinado, matado, destrozado unos individuos que dicen estar luchando por romper el orden que existe, para lograr otro mejor.

Esos que han matado tanto y a tantos, de todas las edades, de todas las clases, ahora han matado con un ritual de crueldad tal que han demostrado de golpe que son peores que las bestias.

Las bestias solo matan a sus iguales en defensa propia.

Pero han demostrado también que son cobardes, que son retrógrados, que en su mente solo hay basura.

A su víctima se la llevaron, le dieron un plazo, la ataron y, así, atada sentada en el suelo del monte, separado de los suyos, le metieron dos tiros en la cabeza.

Esos asesinos, extraordinariamente entrenados para matar y en el arte de matar, dispararon !dos veces!.

Lo hicieron porque son lo más nefasto del orden existente.

Solo seres cuya mente es basura pueden dar la orden matar ¡para conseguir que las familias de los presos etarras gasten menos dinero en desplazamientos y tengan menos molestias!.

Si los que empezaron matando contra la dictadura, o por algo mas torpe como el nacionalismo exacerbado, ahora matan por cuestión tan material, es que están poseídos por el sistema que combaten en mayor medida que la propia sociedad.

El argumento secreto de que ETA necesita a los presos agrupados para que no se atrevan a descolgarse de la organización, habla aun mas claro de su basura mental, nos habla de su cobardía.

Porque la valentía no es enfrentarse a los otros cuando te obligan a ello.

Es atreverse a plantar cara a lo tuyos cuando estos se equivocan.

Los que ejecutaron la orden de matar a Miguel son cobardes que no se atrevieron a decirle a sus jefes, ¡eso no lo hacemos!.

Y no se atrevieron porque tenían miedo, miedo social respecto a su sociedad cerrada:

Cumplieron por tanto la orden como sumisos corderitos para quedar bien y complacer al que manda.

En una actitud retrograda.

No existe nada más atrasado que la obediencia ciega para conseguir una mención del jefe desequilibrado.

ETA y HB decidieron matar así, no sólo por venganza y ruindad, también lo hicieron por el más estúpido de los mandamientos del orden existente: el prurito, la soberbia, la competitividad.

Han fracasado en el secuestro de José Antonio Ortega Lara y sentían la rabia del perdedor. Querían ganar, competir y ganar, por eso no podían fallar.

Y por eso sus obedientes y dóciles esclavos, para quedar bien ante los jefes, para evitar un nuevo fracaso que les hiciera sentir la hiel de la mezquindad, ese sabor que da el perder en estúpidas competiciones, para vencer ahora en esa despiadada revancha ¡metieron una segunda bala en la cabeza de una persona secuestrada, atada, vulnerable, frágil, sola, sin darle opción ni a un último abrazo a su novia, al amor siquiera

Lo más rastrero de nuestro carácter de humanos, ¡de humanos!  les ha hecho actuar así, tanto a los que daban las órdenes, como a los que las obedecían.

Por eso son peor que bestias.  Por eso la gente está estallando, y es esa muchedumbre de personas indignadas la que está rompiendo el orden establecido y exigiendo que desaparezca de una vez por todas estas alimañas sociales, esta aberración humana.


FRANCISCO MOLINA. Diputado Provincial de Izquierda Unida. La Opinión de Zamora. Julio de 1997

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