jueves, 17 de marzo de 2016

CABECILLA FRAGA

La Carpeta Carpetovetónica
por CLITOR

CABECILLA FRAGA

Aún no han finalizado los estudios que permitan aclararse sobre si los partidos políticos tienen pocos militantes porque tienen pocos cabecillas o si tienen pocos cabecillas porque tienen pocos militantes.

Lo que ya se sabe de sobra es que, en estos momentos, metidos en política, hay más cabezotas que cabecillas.

Y lo peor, pero más divertido, es que el cabezota, por serlo, cuando se mira en el espejo de las "masas" (o sea, la familia, los pelotas y los arribistas) se ve cabecilla.

Punto y aparte.

Cuando la derecha gana unas elecciones, es decir, cuando se produce el milagro de que las minorías privilegiadas se convierten en mayorías naturales (asunto que solo ocurre por un milagro, de ahí que entre la derecha abunden los políticos de mucha fe), bueno pues cuando se produce el citado milagro, el cabecilla o la cabecilla que lidera a la derecha suele tener unas cualidades fijas (aparte de otras variables que no son al caso).

Si tomamos los dos ejemplos más significativos y más conocidos, o sea, a misis Tacher y a mister Reagan, el hecho es evidente.

¿Y en España, es que la derecha no tiene aún ese cabecilla natural?.

Pues si, seamos francos, lo tiene y además el más idóneo, por que... ¿acaso no es el señor Fraga como un perfecto cruce de los anteriormente citados líderes occidentales?.

Evidentemente.

Tal vez sonría un poco menos que sus padres en política, pero hay que comprender que tiene clavada la espina de Gibraltar, lo cual edípicamente hablando duele, ya que Gibraltar es la oferta estratégica que su madre en política, misis Tacher ofrece a diario a su padre en política, mister Reagan.

No en vano Gibraltar es el Monte de Venus de la OTAN.

Los cinco millones que sacó la Coalición Popular se deben al talante del Sr. Fraga y lo demás son cuentos.

El techo electoral de Fraga le viene dado por su absurda defensa del precio de los garbanzos.

Aún no se ha enterado que diez millones de electores votaron cambio para que los garbanzos se pusieran por los nubes y así, no volver a tomar cocido.


CLITOR (Paco Molina). LA CARPETA. 1985

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