LA
PAZ: ¡A CUALQUIER PRECIO!
El colectivo por la paz que se constituyó en
Zamora difundió un manifiesto que tituló “para defender la paz”, el cual decía:
“Las mujeres y los
hombres que hemos decidido defender la paz:
—No nos vamos a
preguntar, “Qué hubiera pasado de no pararle los pies a Irak” ¡Porque lo que
hay que parar es la muerte, el dolor y la sangre!
—No nos vamos a
preguntar, “si no habría que ser solidarios con Kuwait” ¡Porque la solidaridad
no consiste en matar!
—No nos vamos a
preguntar, “cómo defender la dignidad del orden establecido” ¡Porque cuando se
defiende la dignidad matando se es indigno!
—No nos vamos a
preguntar, “si esta guerra es necesaria para mantener el precio del barril de
petróleo” ¡Porque sabemos el precio del barril de sangre!
—No nos vamos a
preguntar “qué pasaría si España quedara aislada” ¡Porque no queremos que nos
aísle nuestra conciencia!
—No nos vamos a
preguntar, “si no habría que matar o ayudar a matar, para mantener el nivel de
vida” ¡Porque si así fuera, matar por bienestar, mas nos repugna esta guerra!
Solo vamos a dejar
hablar a nuestros corazones, a nuestras ganas de vivir, a nuestros
sentimientos.
Porque creemos que
igual piensan y sienten las gentes sencillas de todos los rincones de la
Tierra.
Solo el Poder, los
gobiernos, el capital, deciden cuando debe, o no, haber guerras.
Ellos son los únicos
responsables, en éste y en el otro bando.
Por eso aquí, la
defensa de la paz nos obliga a gritarle a los que mandan, retirad a España de
esta matanza, que vuelvan los soldados, que cierren las bases, que se reconozca
el error.
Con ese gesto,
nuestro país contribuiría firmemente a la paz.
Ese es el fin de
todas las movilizaciones: corregir la postura del Gobierno.
Así, todas y todos,
habremos evitado miles y miles de cadáveres; así es cuando .no estaremos
aislados”, porque estarán con nosotros, y nosotros con ellos, todas las gentes
que solo quieren: un trabajo para vivir, la sonrisa de la amistad, la alegría
de los niños y los brazos de un amor.
Defendamos la paz.
Hasta ahí una declaración de principios, que
viene muy a cuento dado este aumento de adrenalina bélica que se ha producido
en la sociedad ante la sensación de que una guerra no es para tanto (en sufrimiento)
y sin embargo parece rentable (cuando se gana).
Pero hay mas, dar
por hecho lo ocurrido seria renunciar al pensamiento, por tanto, a debatir:
1.
¿Es cierto que nadie quiere las
guerras? No. Los fabricantes de armas si las quieren, como los de paraguas las
lluvias. Y tanto es así que pueden llegar a propiciarlas, de la misma manera
que los traficantes de drogas pueden llegar a regalar éstas para ampliar el
mercado.
2.
¿En qué se diferencia un no pacifista
de un pacifista? En que el primero desea la paz poniéndole condiciones (siempre
que sea justa), mientras que el segundo la defenderá sea como sea (la paz).
Aparentemente
es más sensato lo primero, pero ocurre que luego vienen las preguntas: ¿Quién
decide que es justo o no. para desencadenar una guerra? ¿El pueblo? No.
¿Quién
decide lo que es indigno o no, y merece una guerra? ¿Los que mueren en ellas?
No., etc.
Por
eso en el comunicado anterior se repite la frase “no nos vamos a preguntar”
¿Significa
eso que los que defienden la paz se niegan a razonar o no saben?
No, lo que
indica es que ya han razonado y la conclusión es: matar (y más en gran escala)
es la mayor de las injusticias que un ser humano puede cometer sobre otro.
3.
“Entonces, con la paz a cualquier
precio, no habría democracia, pues Hitler, el nazismo y sus descendientes,
gobernarían sobre nosotros”, dirán, al llegar aquí, los que no hacen asco a las
guerras.
Y
sintiéndolo hay que llevarles la contraria, “con la paz a cualquier precio” no
habría existido Hitler, porque no habría habido guerras.
Nadie
habría seguido a los lideres sanguinarios (que por supuesto, siempre se
parapetan tras grandes ideales y mejoras sin cuento para sus pueblos).
No
obstante, no se trata de hacer historia-ficción; lo que sería bueno es que las
nuevas generaciones sean más pacificas y pacifistas.
4.
¿Las guerras no sirven para nada?
No,
si sirven para algo: en general el bando vencedor mejora su nivel de vida
(salvo el de los que murieron o quedaron mutilados, o el pueblo Llano, que
deberá entender que durante un tiempo ha de apretarse el cinturón dado el sacrificio
que hizo la patria.
En
España vivimos bien gracias a que estamos en la parte del Globo que más guerras
ganó.
Y
la frase de que “ahora se estuvo donde había que estar”, es buena... estar con
el que gana siempre es bueno, y si encima matan por ti, pues fenómeno, se trata
de vivir bien.
Aunque
utilizar las guerras porque sirven, suena un poco sucio. ¿No?
5.
¿Y las guerras civiles, las de liberación,
las de “basta ya”; también son malas?
Los
teóricos de las revoluciones dicen que “eran las únicas que tienen razón de ser”,
pues en ellas lucha el oprimido contra el opresor (mientras que en las otras
combate el oprimido de un bando contra el oprimido del otro).
Pero
la experiencia ha indicado que por muchos enemigos que se hayan matado y por
muchos amigos que se enviaron a la muerte, la injusticia social, la sociedad
tranquila y solidaría, no se han alcanzado.
No
se trataría de renegar de la historia, se trata de apreciar todo lo pasado,
porque es el mejor maestro para corregir errores.
El
pacifismo no es “pasar de largo ante lo intolerable”, es luchar contra la mayor
de las violencias, la guerra; sin darle ni la más mínima coartada.
Todas
las demás violencias, que te priven de libertad, que te humillen, que te exploten,
que te marginen, que se supriman los derechos humanos, comparadas con la muerte
y el matar, son menos duras, y además se pueden corregir con la unidad y la
unión de las gentes, ejerciendo presiones sociales pacificas: la huelga, las
manifestaciones, la desobediencia civil.
Si
no aceptas la paz a cualquier precio, otro le pondrá precio por ti.
FRANCISCO MOLINA. El
Correo de Zamora. 14 de Abril de 1991
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