domingo, 6 de marzo de 2016

LA PAZ: ¡A CUALQUIER PRECIO!

LA  PAZ:  ¡A CUALQUIER PRECIO! 

 El colectivo por la paz que se constituyó en Zamora difundió un manifiesto que tituló “para defender la paz”, el cual decía:

“Las mujeres y los hombres que hemos decidido defender la paz:

—No nos vamos a preguntar, “Qué hubiera pasado de no pararle los pies a Irak” ¡Porque lo que hay que parar es la muerte, el dolor y la sangre!

—No nos vamos a preguntar, “si no habría que ser solidarios con Kuwait” ¡Porque la solidaridad no consiste en matar!

—No nos vamos a preguntar, “cómo defender la dignidad del orden establecido” ¡Porque cuando se defiende la dignidad matando se es indigno!

—No nos vamos a preguntar, “si esta guerra es necesaria para mantener el precio del barril de petróleo” ¡Porque sabemos el precio del barril de sangre!

—No nos vamos a preguntar “qué pasaría si España quedara aislada” ¡Porque no queremos que nos aísle nuestra conciencia!

—No nos vamos a preguntar, “si no habría que matar o ayudar a matar, para mantener el nivel de vida” ¡Porque si así fuera, matar por bienestar, mas nos repugna esta guerra!

Solo vamos a dejar hablar a nuestros corazones, a nuestras ganas de vivir, a nuestros sentimientos.

Porque creemos que igual piensan y sienten las gentes sencillas de todos los rincones de la Tierra.

Solo el Poder, los gobiernos, el capital, deciden cuando debe, o no, haber guerras.

Ellos son los únicos responsables, en éste y en el otro bando.

Por eso aquí, la defensa de la paz nos obliga a gritarle a los que mandan, retirad a España de esta matanza, que vuelvan los soldados, que cierren las bases, que se reconozca el error.

Con ese gesto, nuestro país contribuiría firmemente a la paz.

Ese es el fin de todas las movilizaciones: corregir la postura del Gobierno. 

Así, todas y todos, habremos evitado miles y miles de cadáveres; así es cuando .no estaremos aislados”, porque estarán con nosotros, y nosotros con ellos, todas las gentes que solo quieren: un trabajo para vivir, la sonrisa de la amistad, la alegría de los niños y los brazos de un amor.

Defendamos la paz.

 Hasta ahí una declaración de principios, que viene muy a cuento dado este aumento de adrenalina bélica que se ha producido en la sociedad ante la sensación de que una guerra no es para tanto (en sufrimiento) y sin embargo parece rentable (cuando se gana).

Pero hay mas, dar por hecho lo ocurrido seria renunciar al pensamiento, por tanto, a debatir:
1.   
¿Es cierto que nadie quiere las guerras? No. Los fabricantes de armas si las quieren, como los de paraguas las lluvias. Y tanto es así que pueden llegar a propiciarlas, de la misma manera que los traficantes de drogas pueden llegar a regalar éstas para ampliar el mercado.

2.   ¿En qué se diferencia un no pacifista de un pacifista? En que el primero desea la paz poniéndole condiciones (siempre que sea justa), mientras que el segundo la defenderá sea como sea (la paz).

Aparentemente es más sensato lo primero, pero ocurre que luego vienen las preguntas: ¿Quién decide que es justo o no. para desencadenar una guerra? ¿El pueblo? No.

¿Quién decide lo que es indigno o no, y merece una guerra? ¿Los que mueren en ellas? No., etc.

Por eso en el comunicado anterior se repite la frase “no nos vamos a preguntar”

¿Significa eso que los que defienden la paz se niegan a razonar o no saben? 

No, lo que indica es que ya han razonado y la conclusión es: matar (y más en gran escala) es la mayor de las injusticias que un ser humano puede cometer sobre otro.

3.   “Entonces, con la paz a cualquier precio, no habría democracia, pues Hitler, el nazismo y sus descendientes, gobernarían sobre nosotros”, dirán, al llegar aquí, los que no hacen asco a las guerras.

Y sintiéndolo hay que llevarles la contraria, “con la paz a cualquier precio” no habría existido Hitler, porque no habría habido guerras.

Nadie habría seguido a los lideres sanguinarios (que por supuesto, siempre se parapetan tras grandes ideales y mejoras sin cuento para sus pueblos).

No obstante, no se trata de hacer historia-ficción; lo que sería bueno es que las nuevas generaciones sean más pacificas y pacifistas.
4.   
¿Las guerras no sirven para nada?

No, si sirven para algo: en general el bando vencedor mejora su nivel de vida (salvo el de los que murieron o quedaron mutilados, o el pueblo Llano, que deberá entender que durante un tiempo ha de apretarse el cinturón dado el sacrificio que hizo la patria.

En España vivimos bien gracias a que estamos en la parte del Globo que más guerras ganó.

Y la frase de que “ahora se estuvo donde había que estar”, es buena... estar con el que gana siempre es bueno, y si encima matan por ti, pues fenómeno, se trata de vivir bien.

Aunque utilizar las guerras porque sirven, suena un poco sucio. ¿No?

5.   ¿Y las guerras civiles, las de liberación, las de “basta ya”; también son malas?

Los teóricos de las revoluciones dicen que “eran las únicas que tienen razón de ser”, pues en ellas lucha el oprimido contra el opresor (mientras que en las otras combate el oprimido de un bando contra el oprimido del otro).

Pero la experiencia ha indicado que por muchos enemigos que se hayan matado y por muchos amigos que se enviaron a la muerte, la injusticia social, la sociedad tranquila y solidaría, no se han alcanzado.

No se trataría de renegar de la historia, se trata de apreciar todo lo pasado, porque es el mejor maestro para corregir errores.

El pacifismo no es “pasar de largo ante lo intolerable”, es luchar contra la mayor de las violencias, la guerra; sin darle ni la más mínima coartada.

Todas las demás violencias, que te priven de libertad, que te humillen, que te exploten, que te marginen, que se supriman los derechos humanos, comparadas con la muerte y el matar, son menos duras, y además se pueden corregir con la unidad y la unión de las gentes, ejerciendo presiones sociales pacificas: la huelga, las manifestaciones, la desobediencia civil.

Si no aceptas la paz a cualquier precio, otro le pondrá precio por ti.


FRANCISCO MOLINA. El Correo de Zamora. 14 de Abril de 1991

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