jueves, 29 de septiembre de 2016

La familia garantiza afecto


La familia garantiza afecto´´

Otra ventaja de la familia es la obligación, no escrita, de que sus integrantes deben quererse. 

Eso es un cheque en blanco para cualquiera, pues todos necesitamos ser queridos, mimados, protegidos,  arrullados, y eso la sociedad actual no lo da. 

Es más, tras cada semejante se ve a un contrincante, incluso entre la familia ( hasta el grado de los cuñados). Rivalidad que a veces se hace extensiva a los hermanos  o incluso a la mismísima pareja.

Pero lo cierto es que, ese cerrar filas y ayudar y querer a los de la familia, es algo que convierte a ésta en una cueva acogedora, en la que puedes y sueles buscar refugio, porque en ella vas a encontrar esos “te queremos”, “ no te preocupes que aquí estamos”, tan necesarios. 

No se sabe bien por qué, pero posiblemente con mucho que ver con el instinto de supervivencia.

Además, este cariño es gratuito, o al menos gratuito por comparación con la hostilidad de la otra familia (presunta) que es la patria; para la que no sólo eres un mero número sino que si se tercia, y se suele terciar a veces, esa gran familia te manda matar (o sea morir) por ella; sin que, si lo piensas, sepas muy bien para qué. 

Porque al final, si mueres o matas por defender tal territorio, nada te garantiza que años después los jefes (que por cierto nunca mueren) pacten entregar lo que defendiste hasta la última gota de tu sangre. 

Eso por no hablar de sí mataste o moriste por hacer evidente que tus principios eran los buenos, para que luego, pasado el tiempo se abandonen o incluso se ridiculicen o se diga, por parte de quienes te sacrificaron o sus descendientes, que ellos nunca habían defendido lo que a ti te hizo morir.

Ese contraste entre Estado y familia le da ventaja a la familia. 

Sí, porque fuera de la familia, incluso entre esa familia honorífica que son las amistades, el más incauto sabe que el entramado es más falso que una moneda de chocolate, pues mientras todo funcione según el egoísmo de cada uno, perfecto, pero en cuanto se produce un cruce de intereses la inquebrantable amistad se trueca en animadversión sin tregua.

Vemos pues que en el desierto de la arena de la competitividad y falta de sentimientos afectivos, sinceros y a prueba de circunstancias adversas, la familia presenta unas mejores prestaciones, que proporcionan cariño, mimos y arrumacos. (Un arrumaco es un tipo de caricia o carantoña que habría que ver de qué lado queda, no vaya a ser que no haya frontera entre el contacto físico y el afectivo, contra lo que nos han hecho pensar).


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