sábado, 24 de septiembre de 2016

Posesiones en cadena


Posesiones en cadena.

Si usted está pensando en esa, tan repetida en la mente de las mujeres, como es la de que más o menos hombres las violan o fuerzan a la fuerza, y está pensando en ella como una fantasía reprobable, conviene que reflexionemos en las siguientes cosas.

Una. En un mundo sin represión sexual, una cantidad de fantasías, que podríamos clasificar como de ciertos rasgos, desaparecerían. 

Ésta sería una. Sí, porque ellas la viven, casi con toda seguridad, no sólo por lo que tenga la imagen de obscena y pagana, sino por lo que tiene de limpia

Una mujer violada en una fantasía puede dejar la mente libre para repasar momentos de todo tipo y degradación, sin sentirse ella degradada; pues, al fin y al cabo, lo que está suponiendo que pasa, está pasando sin su consentimiento, luego no es culpable.

Quede claro que no se está sugiriendo que a las mujeres les guste ser violadas. Todo lo contrario, la mujer quiere el placer por el placer, pero tiene prohibido ese querer.

Dos. En el caso de los machos, en una sociedad en la que resolver una necesidad sexual conduzca, sin mayor esfuerzo, a un feliz desenlace; en el que colmar esa necesidad no suponga una inversión de energía, prestigio o batalla, excesiva, y sí más bien, el dar sólo cuatro pasos de puro trámite; la idea de violar a alguien, o forzarla porque no quiere, sería un sin sentido.

Tres. Sólo la olla a presión sin válvula de escape puede explotar en mil extraños pensamientos. 

Por lo demás, imaginar o hacerlo con animales ¿qué?. El imaginar o hacerlo en grupo ¿qué?. El imaginar o hacerlo con látigos y correas ¿qué?. Etc. Etc. Etc. 

Y si ahora alguien piensa "en lo que no se puede pensar", que piense bien y vea que esas cosas son hijas de las prohibiciones. 

Donde no hay vida enfermiza no hay cuerpo enfermizo, y por tanto no hay mente enfermiza, así que no le demos vueltas a los recodos del camino, limitémonos a recorrer éste e ir viendo cómo se resuelve todo.


Del libro LA ESTAFA SEXUAL , de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.

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