domingo, 18 de septiembre de 2016

Todos somos iguales y normales


Todos somos iguales y normales.

Lo sano es sentir ganas de placer. 

Eso es lo único que indica que se es normal, por tanto ni gays, ni lesbianas, ni bisexuales, ni transexuales, ni promiscuos son raros. En absoluto. 

Ellos sienten instinto de placer, ganas de buscar el goce sexual, están pues, sanos y son como todos. 

Sólo cuando se está enfermo se pierde (y no siempre) la gana del goce. 

Por lo mismo, si no hay gana de ese goce se puede decir que algo enfermo estás. 

Pero nunca por tenerla eres raro.

No confundamos la pérdida de sentido del tiempo y la sensación de que nos basta con el otro, que sentimos al hacer el amor con alguien, con el hecho de que exista fuera de ese instante la posibilidad  de que se tenga una relación que dure toda la vida y sea siempre así de buena con sólo una persona. 

Eso no existe, eso tiene que fallar, y la culpable no es la persona abandonada o engañada, o la que engaña o abandona. 

Cumplir una norma que va contra natura sólo puede crear frustración y enfermedad.

Cuando te dejan, no es porque no valgas para generar un Amor de Verdad, es que ese tipo de relación no existe y tu pareja ha caído en las tentaciones lógicas de la  vida.

Tampoco te asustes y acomplejes perdiendo autoestima sí, conforme a tu edad, sientes más de lo que te dicen que hay que sentir. 

No hay fronteras reales que se basen en las edades. 

No existe la edad, salvo como tontería que hace de cadena (otra más) para enmaromarte. 

No te asustes por ser vieja o viejo verde, es peor ser joven sin vida.

No eres culpable de nada. Lo que haces, o te sale mal, no es por culpa tuya. 

El Poder, con sus leyes torpes y mezquinas, es el enemigo. 

Tú eres como te dejan ser, y por tanto inocente en cuanto a tu vida afectiva y sexual se refiere.

Grande o pequeña, grandes o pequeñas, qué más da. Si uno y otro lo mismo van a tener con una vida en libertad. Lo mismo ¡pero en cantidad y calidad!, no como ahora que se tiene lo mismo que todos pero en aburrimiento y cautiverio.

Un último dato para las féminas (ya que son las víctimas principales) fijaros en que la pérdida de autoestima, que suelen indicar como efecto de la violencia doméstica casi todas las maltratadas, es la que se produce por la acusación universal de que “sois unas putas que no servís para otra cosa”. 
Pura represión.

¡Ah! Y si no has quedado aun convencida de las ventajas de la autoestima, y de lo importante que es como arma contra el Poder  recuerda la primera Ley de la Belleza: 

Cuantos más orgasmos tengas más atractiva estarás.

¡¡Autoestímate,  no cedas ante los canallas!!


Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.

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