jueves, 15 de septiembre de 2016

Liberación interior. Autoestima exterior.


Liberación interior. Autoestima exterior.

Libérate por dentro (ya que de momento no se puede por fuera) y verás que aumenta tu autoestima. 

Hablamos de la que se produce al liberarse del pecado de los pecados y llave de todos los demás. 

Hablamos de no pensar que se es sucio, o canalla, o vicioso u otras lindezas porque guste el placer que produce el sexo. 

Así que si así es tu caso, y lo es... ¡AUTOESTIMATE!.

Se defiende en este libro algo bueno, liberador y estimulante.

Si se garantiza la ración de sexo (abundante y variada, sana por tanto) la gente no tendrá traumas, ni fantasmas, ni complejos.

Y conseguirlo es fácil, porque llevamos cerca la solución, entre las piernas.

Feos, feas, gordos, delgados, enfermizos, extrovertidos, tímidos, estos y los otros, todo el mundo, en un mundo distinto, podrían estar y vivir situaciones de todo tipo y con todos los tipos, y eso desde siempre y hasta siempre, y entonces verían que esas condiciones físicas  que nos crean complejos y producen timidez, no iban a ser obstáculo para disfrutar de la vida de verdad, con lo que dejarían de ser traumas. 

¿Qué me importaría ser más feo que Picio si voy a tener tanta vida sexual como el más bello que el sol?

Nadie se privaría de darse unos buenos lotes, en pareja, en grupo, en esto, en lo otro y en lo de más allá. 

Nadie se perdería lo que ahora echa en falta y por lo bajo envidia.

Fuera traumas de la cabeza de los hombres con eyaculación precoz. Ellos no son culpables de nada. Ni están obligados a retener a una mujer toda la vida a su lado, ni a renunciar a otras. 

La estructura de pareja eterna va contra la naturaleza y el correrse pronto no va contra nada, pues en el orgasmo hay placer, sea rápido o lento.

Fuera también la pérdida de autoestima de las mujeres-tortuga, que se llegan  a considerar menos apasionadas que otras más rápidas y más coitales, cuando simplemente, las lentas, son mujeres más adecuadas para la tontería de la procreación, porque al tener más dificultad en que les venga el orgasmo, si fueran libres buscarían a más hombres por sesión y por tanto iban a multiplicar por 4, o 5 o 9 las probabilidades de quedar en cinta (hoy en día, sin necesidad de quedarse, claro). 

Otra cosa es que obligadas a ser de un sólo hombre, que encima a lo peor nunca les convenció mucho, jamás hayan visto atractivo esto del sexo e incluso lo hayan ido olvidando (o lo que es peor, lo hayan enterrado bajo otras responsabilidades a las que han sido sometidas, como sacar a los hijos adelante, ser la sombra doméstica del marido y mil más).


DEl libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.

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