Está claro,
de los Siete Pecados Capitales (por coger valores de los territorios más
desarrollados del planeta) seis son un mero acompañamiento de la
Lujuria, y están para ocultar la verdad
de las verdades, que la prohibición por excelencia es la de la Libertad Sexual.
Basta con ver
que la Envidia puede ser buena hasta para fomentar la competencia (tan
imprescindible ella para el Ordenamiento Social vigente, según dogma del
Pensamiento Único).
La Soberbia
es, hoy en día, fuente de autoestima, y eso es salud.
La Ira
puede ser asimilada como síntoma de sensibilidad por las causas justas.
La Pereza
en la actualidad es el premio al trabajo bien realizado y se llama ocio.
Y de la Avaricia,
para qué hablar si es ella la que ha hecho Dios al Dinero, y por tanto es clave
para el Capitalismo.
Déjese aparte la Gula. No sólo no es ya
pecado, sino que ha tornado en ser algo excelso, hasta el punto de haberse
convertido en un Sacramento Fundamental de la Sociedad del Consumo.
¿Cuándo A le dirá
a B, “prueba un 69 invertido y te pondrás a cien”?.
¿Qué tiene el
sexo que aún incordia al Poder?
Que prohibirlo produce dinero, mientras que autorizado y alentado es su
ruina, ya que sería fácil y sin coste alguno el alcanzar el mejor premio de
los que existen, al tener tan a mano lo esencial de lo que quieren las gentes.
Con lo que en consecuencia, éstas no se verían abocadas al consumismo y otras
esclavitudes absurdas.
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente
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