¿Cree alguien
que si los ejes de la convivencia consistieran en resolver los problemas que
tenemos todos los humanos en común, y en consecuencia nos pusiéramos a la tarea,
habría pobres, habría guerras, habría miseria, habría miserables, habría
depresiones, habría violencia?
Obviamente no. Nada de eso tendríamos.
Al
contrario, ya estaría resuelto lo esencial de todo y para todos.
(Eso sí, tal
vez no habríamos llegado a tan loables descubrimientos como la cerveza sin
alcohol, la gallina sin plumas y el elefante sin trompa o bobada similar)
Aún
habrá quien diga.”Sí, sí, pero la
realidad es la realidad y las cosas son como son, y lo cierto es que estamos
como estamos”.
Conforme.
Pero piénsese ahora: ¿Para qué nos sirve entonces la inteligencia si no se usa?
¿De qué sirve creerse superiores a los animales si vivimos peor que
ellos?.
Formamos
sociedades porque somos sociables. Somos sociables por tener necesidades
comunes que sólo podemos resolver conviviendo.
Entonces, poseamos en común todo
lo imprescindible para satisfacer en la mayor medida de lo posible el instinto
de conservación.
Y tengamos así mismo, una disposición, aliento y fomento de
encuentros sexuales o amorosos, en tal medida, grado y facilidad, que el
instinto de placer resulte saciado por completo.
“Si lo más
común es esencial, es esencial resolver en común lo más esencial”.
Todo lo que
no sea eso es una estafa, puesto que nos
priva a todos de lo que necesitamos.
"Confesemos la verdad
y fuera confesiones".
Del libro LA ESTAFA SEXUAL, de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.
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