No es cosa
nimia aceptar que somos iguales, porque, si se asimila bien debemos ser
intolerantes (sin violencia física) con las situaciones que marcan diferencias.
Y se debe también aceptar que nuestra vida consiste en satisfacer los instintos
de conservación y placer sexual. Que lo demás son cuentos (peor o mejor
contados) .
Y, la verdad,
puestos todos a ello, invirtiendo todas nuestras energías para lograrlo,
ya estaría felizmente resuelto el problema.
Incluso, aunque es evidente que
habría también que trabajar, lo cierto es que fuera corta o larga la vida, se
habría vivido entre placeres, cariños y solidaridad, sin fin y sin trampas.
Pero hemos elegido
el camino de los menos inteligentes, los jefes, es decir de los,
paradójicamente para ellos, más animales, y por tanto menos divinos.
Sirva de consuelo transitorio el que ellos mismos demuestran mejor que nadie
que sólo somos animales... y encima, privados de los instintos básicos.
Que no se
sientan ofendidos los creyentes.
¿De qué se les podría culpar si cuanto más
buenazos más fáciles son de engatusar?
En el fondo, todos somos inocentes en la
medida en que todos estamos siendo
estafados.
Utilizándose además, contra
todos, el miedo como arma del chantaje (“Si crees, y haces lo que yo
digo, nada has de temer”, dice el Poder).
Sólo con el miedo, al presunto
caos y al futuro, doblegan el pensamiento del pueblo, que prefiere, por
tanto, no pensar ¡para no meterse en líos!.
¡Ay¡ si a las gentes las
hubieran dejado discurrir en libertad.
FASES DEL
AMOR
1ª. Te susurran: " ERES
DIFERENTE"
2ª. Te dicen: "ERES COMO
TODOS"
3ª. Te gritan: "ERES PEOR QUE NINGUNO"
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.
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