Volviendo a
la izquierda, lo cierto es que no se le puede castigar en demasía; pues
al fin y al cabo, a trancas y barrancas, y muchas veces contra muchos de sí mismos,
es la que va liberando a las gentes, y lucha contra el machismo, defiende la
homosexualidad, o se declara atea sin cinturón de castidad religioso, o acepta
las parejas de hecho.......
Además, si no es desde la izquierda ¿desde dónde se
va a luchar contra este desorden de cosas?.
Sin embargo,
no queda otro remedio, por su propio bien, que espolearla y animarla a entrar
en un terreno en el que, si no pisa, seguirá atrapada por el Pensamiento Único.
Y en esa
línea debe cada persona preguntarse por qué se defiende el sector publico en lo
económico y no obstante se deja la satisfacción de lo sexual a la Iniciativa
Privada.
Si el ser
humano vive en grupo (es social) para resolver sus problemas, habrá que fijarse
en éstos y en cómo hacer para resolverlos.
Los problemas esenciales de las
personas son los que surgen por culpa de sus necesidades básicas.
Estas
necesidades básicas son la del Instinto de Supervivencia y el Instinto de
Placer.
Resolver los
problemas que se derivan del Instinto de Supervivencia obliga a cada
individuo a vivir en grupo para trabajar así con más posibilidades de
éxito.
Como
consecuencia de todo ello, la izquierda entiende que lo esencial debe ser
propiedad de todos (o sea de nadie) porque para todos es imprescindible.
Nace
así el concepto de “defensa de lo
público”.
En ese
aspecto todo está claro. Pero llegamos a la cuestión de tener que resolver los
problemas que genera la Necesidad de Placer, y resulta que aparece una
puerta misteriosa, que misteriosamente, ni la izquierda osa traspasar.
Y en
consecuencia, lo que por ser un problema de todos es un problema político, resulta que se considera como algo que
es privado y pertenece a la vida íntima; con lo que.....la necesidad básica que
surge del instinto de placer, la izquierda la deja, sorprendentemente, en manos
de la iniciativa privada..
Es decir, la
necesidad de vivir relaciones sexuales abundantes y variadas se deja en un
plano extraño de privacidad, invitando a las gentes a que, en cuestiones
sexuales, cada uno y cada una se lo monten como puedan.
“Que cada uno
se lo monte a su aire, que esto es Sagrado y no se toca”, parece ser el
Mandamiento Único del Pensamiento Único que comparten las derechas y las
izquierdas, sin darse cuenta éstas de que montárselo cada uno como pueda, cuando
eso está prohibido o dificultado, es
castrar una tarea básica de la sociedad.
No percibir
que si todo el mundo tiene el mismo problema es que éste no es privado sino
político es una ceguera que hay que remediar mediante una primera cura,
consistente en dejar la herida al aire para que se oxigene.
Hay que abrirle
los ojos a todo el mundo plantando cara a estos tabúes.
No es cierto
que este placer por ser tan bueno sea Sagrado y no se deba tocar. Nada es
sagrado, todo es tocable, y más esto.
Convertir lo
que hasta ahora se considera asunto privado en asunto público, no significa
programarle a nadie su vida sensorial y sentimental (cosa que por cierto sí se
hace ahora, haciéndonos creer que surgirá un amor espontáneo por el cual
con una sola persona, y para toda la vida, va a vivir cada cual sin
problemas y satisfecho).
Al revés, considerar el asunto como de los que
demandan una solución pública significa dar por fin libertad, LIBERTAD SEXUAL.
Del libro LA ESTAFA SEXUAL, de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.
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