sábado, 13 de agosto de 2016

LOS CÓMPLICES DE LA PROHIBICIÓN


LOS CÓMPLICES
                                         DE LA PROHIBICIÓN


“Hay dos clases
de fidelidad:
forzosa y forzada”



Los instintos inherentes a cada individuo de la especie humana, el de supervivencia y el de placer, son las dos fuerzas que le obligan a vivir en sociedad.

   La frase “el ser humano es un ser sociable por naturaleza” resulta ser más verdad de lo que parece, pues en efecto, sólo viviendo con otros puede cada persona resolver esas dos cuestiones.

Y no se habla aquí de esa edad, la infancia, en que los cuidados de los adultos son indispensables. 

Se habla de un individuo de la especie en plenitud de facultades. Ese, precisamente, es quien mejor puede apreciar que, si no viviera con otros, su supervivencia sería una cuestión de suerte y sus momentos de placer un fracaso.


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