Vuelve a
darse aquí una situación similar a la del emblema que simboliza a las hembras
en las Ciencias Naturales; ya que otro tanto podremos decir del de los
machos.
Sabemos que su escudo es un círculo del
cual sale hacia arriba y a la derecha un sola flecha.
Pues bien, ahora podemos
volver a apreciar la sarcástica anécdota de imaginar que siglos atrás, el
logotipo del macho habría sido ese mismo círculo pero, no con una sola flecha
saliendo de él, sino con muchas.
Fue la evolución cultural, basada en la
represión sexual, la que ha hecho desembocar las cosas en una situación tal
que, si mil flechas saliendo de él indicarían la disposición del macho a
emparejarse con cualquiera, ahora, por desgracia, hay que mostrarlo con
una sola.
La razón por
la que realmente han caído tantas flechas, en la batalla de la
historia, es el grado de civilización alcanzado; que no sólo dice que
únicamente debe gustar una, y por
amor, sino que de verdad ha conseguido castrar mentalmente un gran número
de deseos.
Y así, nos encontramos con que a los hombres, aunque les
gustan aún muchas, ya no les gustan
todas.
Hoy no puede
gustar alguien sucio, o que no pueda ser una buena madre, o que esto o lo otro
o lo de más allá.
Con la guinda venenosa final de que, encima, como el
emparejamiento es para toda la vida, se busca una mujer guapa (según los cánones en vigor de
cada uno).
Han de
desaparecer por tanto todas las flechas que en principio deberían figurar para
describir acertadamente a un macho. Y ha de quedar una sola.
Pero lo cierto es que tanto en el caso del
hombre como de la mujer, aunque no se ven, siguen vigentes infinitas más
flechas de las que se confiesan, y ese es el problema.
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario