“La verdadera
libertad
es la sexual,
las demás
tampoco
existen”
Consideremos
uno de esos Laboratorios Imaginarios de los que hablaba Einstein, y que, aunque
no reales, permiten estudiar hechos teóricos, por sorprendente que parezca.
Empecemos
suponiendo en ese laboratorio a un humano sólo.
Si se estudia
el comportamiento de esa persona veremos que responde a dos únicos instintos.
Se observará que esos instintos son los de querer conservar la vida y querer
disfrutar del sexo.
Ningún otro instinto o gusto o afición o tendencia está en
todos los miembros de la especie humana a la vez; son por tanto los dos básicos y
esenciales.
Además, estos
dos instintos, de carácter primario, lo son tan determinantemente que hasta
personas con deficiencias físicas o psíquicas siguen respondiendo a ambas llamadas:
La de
autodefensa ante lo que se teme o causa
dolor o no gusta.
Y la llamada del Instinto de Placer de carácter sexual.
Naturalmente
habrá casos extremos en los que el Instinto de Placer habrá desaparecido de
forma permanente, pero eso no invalidará nuestra afirmación, ya que estaríamos
ante un individuo fatalmente privado de algo que, hasta los que lo
ordenan reprimir, consideran natural.
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.
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