Claro que, a
este respeto de la izquierda por la Represión Sexual, se le puede dar otra
explicación.
Que realmente exista Dios (en la versión que sea) y que visto lo
bueno que es el juego sexual esté envidioso porque, al ser Espíritu Puro, no puede disfrutar el placer del sexo, y
entonces, encolerizado, decide prohibirlo.
Aunque eso sea someter a los
mortales a la Única Ley Antinatura que existe, e inventando así,
paradójicamente, el acto contra-natura por excelencia, la Represión Sexual, que
va desde el máximo sacrificio (de los sacerdotes, monjas y similares) hasta el
sacrificio más llevadero de cada oveja con su pareja.
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