Aclarado ya
que lo de la diversidad es defecto y no virtud, que es tragedia y no
enriquecimiento, carguemos contra la idea de que es innato al ser humano un
cierto sentimiento religioso.
Medítese. ¿No
es cierto que el presunto hecho religioso se incita e inocula desde todos los
rincones?
Repasemos: Se le pone al ser humano el nombre de un santo. Si se
salva de eso, oirá que sus padres son creyentes. Si tampoco eso ocurriera,
descubrirá que vive en una calle, en una ciudad o en un país que tiene una historia
religiosa. Si aún así fuera escéptico, descubrirá que hay un Estado religioso
(el Vaticano) al que los demás paises respetan; aún más, verá que a todos les
enseñan religión o religiones, y que para cualquier acto grandioso (una guerra)
o privado (una desgracia) se invoca el nombre de Dios, de Alá, o de Buda.
Cada
uno en la versión que sea, que ya se han encargado los Mandamases de que haya
Dioses, Caras de Dioses o interpretaciones de Dios, para todos los gustos.
Pero
sí ¡hasta las fiestas laborales! son, casi todas, de índole religiosa; sí hasta
a los liberados de todas las organizaciones religiosas se les llama en vez de liberados,
sacerdotes. Y podríamos seguir, ejemplo
tras ejemplo, poniendo en evidencia esta propaganda indirecta en
pro-del-hecho-religioso.
En
consecuencia, ¿es posible dar dos pasos en la vida sin que se tope cualquier
mortal con el mensaje de que hay Dioses, y que te castigan si eres malo?
Imposible, y así es como surge la falsa evidencia. Si en todas partes tienen
religión, si todos creen, si la Fe nos rodea implacable por allá donde vamos,
resulta que algo tiene que haber. El célebre llamémosle X.
Qué fuerza
tiene esa fuerza que hasta algunos ateos se dicen agnósticos (no se plantean
si Dios existe) seguramente porque es más acertada esa postura (por si las
moscas) que declararse Sin Dios, no vayan a cargársela si
existiese.
Y si todo
este hecho cultural, cuya intención es hacer creer a la persona que debe
ser creyente por la cuenta que le tiene, es algo que se da hoy en día ¿qué
decir de cómo verían las cosas nuestros antepasados cuando el que mandaba no
dudaba en presentarse, él mismo, como Dios o enviado de Dios o Representante de
Él en la Tierra?
Del libro LA ESTAFA SEXUAL, de Paco Molina que busca editorial desesperadamente.
Cuando era joven iba al pueblo de vacaciones en Semana Santa y las procesiones me despertaban y comentaba que por que hacían tanto ruido y no avisaban y mi madre me decía no digas eso que faltas al respeto.Pero el poder no se plantea que falta al respeto a los no creyentes desde que nacemos. Que la gente crea en lo que le salga de los ... pero que no nos salpique a los que no creemos. Salud y República.
ResponderEliminarPleno acuerdo
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