ZAMORANOS
POR EL MUNDO.
A estas alturas de
la película caigo en la cuenta de que vamos (todos) en un autobús cuyo chofer,
no sólo no tiene carnet de conducir, es que ni siquiera sabe conducir.
Y dentro de ese
orden de cosas, querría decir que otra de las trampas en las que caímos al ser
educados, al menos mi generación, fue la de creer que un jefe (Presidente,
Secretario General, Alcalde, Capitán,
etc.) por el hecho de serlo tiene más capacidades que tú (que yo) que no tenemos
mando en plaza.
Abundando en todo
ello, permítanme usar como punto de apoyo para demostrarlo, lo que es, desde hace
casi un año, la comidilla de la Ciudad y
por ende de la Provincia.
Se trata de la
ascensión a los cielos de la política (y por tanto del país) de Don Fernando Martínez-Maíllo
Toribio, Presidente del PP de Zamora y desde hace meses el número tres (si no
el dos, que yo creo que a la Señora Cospedal el Señor Rajoy no la ha echado
porque es un caballero) del Partido Popular de España.
Este nombramiento a
dedo (cuyo dueño es de esperar que antes ha hecho una inspección democrática de
la valía del señalado) supone un reconocimiento, por parte del principal
partido de España, de unos valores del mencionado, que en opinión de sus
paisanos de Zamora (los que le conocemos) no se corresponden con la realidad.
Y así nos
encontramos a cada vuelta de la esquina, gente que se lleva las manos a la
cabeza, con el comentario archirrepetido: “Pues si éste es el tercero del PP
gobernante, Madre del Verbo, ¿¡qué será de nosotros!?”
Bien es verdad que
el refrán de que “nadie es profeta en su tierra”, se explica porque en tu
tierra la envidia eclipsa a la promoción (del rival, del vecino, del cuñado).
Luego algo de ese
rencor hay en la calificación del Diputado Maillo como personaje “no muy
valioso”.
Pero el espectro de los
que así lo ven es tan amplio y numeroso, que hay que convenir en la validez de
ese otro refrán, que dice “si el río suena, agua lleva”.
Y llegados aquí,
quiero salir en defensa de las capacidades de Don Fernando, que estimo son como
las de los demás que nos gobiernan.
Porque ¿a santo de
qué hay que suponer que el Señor Rajoy vale más, intelectual o culturalmente; o
el rey; o el gran Albert Rivera, etc. etc. etc.?
No nos engañemos.
Los que están en puestos de mando no tienen por qué ser lumbreras, es más, lo difícil
es que haya uno sólo que lo sea.
Es la cultura del
Pensamiento Único la que nos hace creer que los que nos dirigen saben hacia
dónde dirigirnos. Es esa cultura de respeto al mando, la que nos hace creer que
mando es sinónimo de persona preparada para mandar. Sugestión que produce el
protocolo.
La media de la clase
dirigente posiblemente (casi seguro) es tan sabia o mediocre como lo pueda ser
el zamorano revelación de nuestra televisión, y lo demás son supersticiones
como la de tener complejo de inferioridad respecto a los que viven en Madrid.
El truco para
mandar es: "primero obedecer al que realmente manda y luego poner la cara del
que sabe” (Viva Agustín García Calvo), y si eso ellos lo hacen bien a nosotros se nos
queda cara de tontos. La cara del que obedece.
Paco
Molina. Zamora. 20 de agosto del 2016
Sensacional.
ResponderEliminarjeje muchas gracias
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