ANÁLISIS
DEL MOTÍN DE LA TRUCHA Y OTROS
¿Cuál es la gota que
hace desbordar el vaso de la paciencia de los pueblos?
Para responder a la
pregunta tenemos en Zamora tres ejemplos, con un factor común que adelantamos.
Los pueblos estallan
en ira cuando los poderosos no cumplen ni sus propias leyes.
Intuye el pueblo que
las leyes están hechas por el rico a favor del rico.
Y así es, son los
políticos (Poder Legislativo) los que hacen los códigos (penal, administrativo,
mercantil, etc.) a favor de los poderosos que han apoyado la victoria electoral
de esos mismos representantes del pueblo.
Limitándose los
jueces a aplicar dichas leyes, y quedar salpicados cuando se ve lo injusto de
una norma, y cree el pueblo que la inventó el Poder Judicial.
Pesada cruz la de la
judicatura, que aparece entonces como la mala de la película, cuando salvo
conductas sesgadas (que de todo hay en la Viña del Señor) no son culpables de
que no haya justicia (Ni justa, ni rápida).
Pero aún sabiendo
que las leyes las hace la clase alta a favor de la clase alta, los pueblos suelen
acatarlas. Ese respeto y acatamiento no se sabe si se debe a un sentido de
obediencia ancestral o porque la propia sabiduría popular entiende que quien siempre
mandó (el amo) barra para casa.
Y así transcurre la
historia, como bien refleja un chiste gráfico que ideo mi padre y dibujó su
hermano: En la viñeta se cruzan en un camino, un par de bueyes que tiran de un carro,
con un burro portando enormes sacos. Y pregunta el educado burro: “¿Qué tal están
señores bueyes?”. “Vamos tirando. ¿Y usted señor burro?”. “A mi ya me están
cargando demasiado”.
Pues bien, cargado o
no en exceso, el pueblo aguanta y va tirando. Hasta que ni el propio rico
respeta sus leyes.
Y ahí tenemos, para
demostrar la tesis, El Motín de la
Trucha.
La nobleza había
dictado una ley que la favorecía: Hasta el mediodía sólo podían comprar en el
mercado los nobles, para poderse llevar así los mejores manjares. Pudiendo a
continuación hacer las compras el pueblo, que libremente podía escoger entre
las sobras.
La ley era injusta, pero
respetada por los perjudicados (que remedio).
Hasta que el propio
rico se salta su propia ley, en un salto adelante insolente por ansia y
avaricia,.
Por eso, cuando un
plebeyo, comprando tras los ricos y a su hora, cogió una espléndida trucha, y
entonces se la disputa el siervo de un ricachón, no respetando ni la propia ley
del rico, el pueblo de Zamora bramó, y quemó a los nobles, y no quemó la Hostia
porque salió volando.
Pero fíjense que
algo así pasó con el asalto al abandonado Cuartel Viriato de Zamora.
La ley decía que el
terreno sobre el que se asentaba lo regaló la ciudad para hacer un cuartel y siempre
que fuera un cuartel.
Al ocurrir que era
abandonado por el ejército, y que éste pretendía especular con los terrenos
(que ya no eran suyos por no haber cuartel) estalló la ira, y se produjo una
ocupación del mismo que duró un mes; algo impensable si no fuera por la
indignación que acumuló un pueblo que no asimilaba que le quisieran vender lo que era suyo (según la ley, escrita por
los propios poderosos).
Pero hay más, la
victoria de IU en las últimas elecciones municipales en Zamora capital, tiene
mucho también, de lo que estamos hablando.
El PP, que estableció
las normas democráticas e incluso los suculentos sueldos de los políticos, encima
se corrompía con sobres “B”, dinero negro y desidia blanca.
Es más, como dentro
del PP no todos tenían acceso al botín o lo repudian por su procedencia, hasta gentes
de este partido urgían una purificación, aunque fuese con agua de carabaña.
Ojo Señores del Poder,
la espoleta que hace saltar y estallar la ira de los pueblos es que ustedes no cumplan
las mismas leyes que ustedes le pusieron al propio pueblo a modo de cadena.
Y una buena
espoleta, en estos momentos, está en la fuga de capitales para evadir
impuestos, ya de por si bajos para los ricos. Ay, Ay, Ay, que huele a insurrección.
Paco
Molina. Zamora. 12 de Abril del 2016
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