Se poco de ella.
Pero de lo que quiero hablar si se.
Quiero hablar de lo
que produce en el público (en mi, que soy como todos) cuando se es espectador
de su baile.
La conocí yendo a
clases de salsa (Escena Escuela de Baile) porque coincidía que ella acababa la
suya, de Danza Oriental, al empezar la nuestra.
Dado que hay una
cristalera que permite ver la sala de aprendizaje como si fuera una pecera, de
entrada me quedé con su cara de embrujo, y poco a poco con lo cautivadora que
es esa música y ese tipo de baile.
Como se lo comenté,
me recomendó un espectáculo de ese tipo, en el que ella participaba. Fue en el
Teatro Principal de Zamora. Salí alucinado. De lo visto y de ella en
particular.
No recuerdo el
nombre de la sesión, ni del grupo que la hacía, pero si el asombro que me produjo
esa música árabe (y en ocasiones andalusí) tan variada, tan insistentemente
hermosa; unida a una coreografía que desborda la imaginación y el ambiente de las
mil y una noches, por lo sorprendente e inesperada en su magia e imaginación.
Todas las bailarinas
eran prodigiosas, pero Eva Monró era el prodigio.
Aunque no era la
protagonista, puede que no hubiera tal, cuando le tocó bailar sola, demostró
que tiene unas cualidades, en sobremanera, excepcionales y casi sobrenaturales,
aunque parezca exagerado.
Ahora, tengo fresca
en la cabeza, o mejor en el alma, su actuación en el London de Zamora.
Era el
Día de la Danza y como coincide con su cumpleaños, decidió unir a sus alumnas
(y un alumno) de las distintas ciudades en que trabaja (dando clases) para
ofrecerles la oportunidad de hacer una actuación ante el público.
En sus alumnas se
pudo ver que es capaz de enseñar con primor, y un arte excepcional cuando
alguien viene ya con las cualidades puestas.
Pero ella también bailó.
Y lo útil de lo que digo es que cuando puedan vayan a verla actuar.
Una cara bellísima,
iluminada por una sonrisa no forzada y adorable, que convierte su rostro en una
preciosidad.
Es un oasis de
perfección.
Capaz de elegir una
música y adornarla con unas coreografías realmente increíbles; música y diseño
que son de una belleza misteriosa que cuando se acompaña de incienso es como si
fuera uno montado en la Alfombra Mágica,
descubriendo las bellezas del mundo.
Y en medio ella, la
favorita del harén, la favorita de los dioses, la favorita del público. El
sueño que ni soñado.
No desvelo su “danza del giro” (la que la hace
sobrenatural), pero si cómo en dicho baile se ve que estamos ante una persona especialmente
dotada para crear: arte mientras actúa, pasión mientras baila, placer mientras sorprende.
Es tan insuperable
en lo suyo que hace ver que “las danzas del vientre”, aparentemente limitadas en
sí mismas, no tienen fronteras. Ella las rompe.
Las hace no solo
bonitas, sino fascinantes.
Fascinante como es
ella. Una artista fabulosa
Qué suerte tenerla
tan cerca, aunque en verdad, verdad os digo, que debería estar en los mejores escenarios del mundo, y si no se
lo creen ¡véanla!
Añado, a modo de postdata,
lo que le dejé en su página de Facebook por si eso completa mejor su merecido perfil.
Estuve (en el London). Y tras felicitarte por
tu gran labor como profesora de baile, quiero centrarme ahora en que me dejaste
maravillado (aunque ya sabía de tu soberbia exquisitez por el espectáculo aquel
en el Teatro Principal). Por lo demás necesito disponer de tiempo para escribir
sobre tu grandeza artística y tu extraordinaria capacidad para la danza, la
música y la coreografía. Tú eres la obra de arte que nos regalas cuando actúas.
¡¡Qué cosa, por todos los dioses!!, Eres extraordinaria y fascinante.
Paco Molina. Zamora. 30 de Mayo del 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario