sábado, 27 de agosto de 2016

Al final hay que volver a los Estambres y los Pistilos


Al final hay que volver a los Estambres y los Pistilos.

Resulta que ciertas flores o plantas masculinas producen la sustancia que puede fecundar a otras de su clase, pero femeninas

Las primeras producen ese semen porque sí. Es decir sin darle ninguna trascendencia metafísica, ni respondiendo a ningún fin que cumpla ninguna ley.

(((La leyes las inventa el investigador para estudiar las cosas y vaticinarlas, pero esas leyes no están escritas en ninguna parte, ni tienen constancia de ellas los sujetos a los que se les atribuye su cumplimiento. Por eso, cuando se dice que la Naturaleza es sabia se hace  poesía, ya que la Naturaleza no se entera de nada de lo que en ella ocurre al no ser un ser vivo))).

Generado ese esperma (sin amor, ni finalidad excelsa alguna) entonces, bien el viento, o bien un insecto que fue a disfrutar de la flor, o bien cualquier otro fenómeno, hacen que esa sustancia creadora viaje hasta otro individuo (femenino ahora) que al recibirla (sin conocer al creador de ella, que puede estar a gran distancia) quedará preñada sin saber quien la puso encinta, ni para qué, ni por qué.


El proceso es perfectamente aleatorio, basado en la indiferencia y el azar. 

Si hay placer (en producir el semen o en recibirlo o en transportarlo) nadie lo sabe.

Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.

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