sábado, 6 de agosto de 2016

El único pecado capital


El único pecado capital   
 
Está claro, de los Siete Pecados Capitales (por coger valores de los territorios más desarrollados del planeta) seis son un mero acompañamiento de la Lujuria, y están para ocultar la  verdad de las verdades, que la prohibición por excelencia es la de la Libertad Sexual.

Basta con ver que la Envidia puede ser buena hasta para fomentar la competencia (tan imprescindible ella para el Ordenamiento Social vigente, según dogma del Pensamiento Único).

La Soberbia es, hoy en día, fuente de autoestima, y eso es salud.

La Ira puede ser asimilada como síntoma de sensibilidad por las causas justas.

La Pereza en la actualidad es el premio al trabajo bien realizado y se llama ocio.

Y de la Avaricia, para qué hablar si es ella la que ha hecho Dios al Dinero, y por tanto es clave para el Capitalismo.

Déjese  aparte la Gula. No sólo no es ya pecado, sino que ha tornado en ser algo excelso, hasta el punto de haberse convertido en un Sacramento Fundamental de la Sociedad del Consumo.

¿Cuándo A le dirá a B, “prueba un 69 invertido y te pondrás a cien”?.

¿Qué tiene el sexo que aún incordia al Poder? 

Que prohibirlo produce dinero,  mientras que autorizado y alentado es su ruina, ya que sería fácil y sin coste alguno el alcanzar el mejor premio de los que existen, al tener tan a mano lo esencial de lo que quieren las gentes

Con lo que en consecuencia, éstas no se verían abocadas al consumismo y otras esclavitudes absurdas.

Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente


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