domingo, 28 de agosto de 2016

Fidelidad soportable


Fidelidad soportable.

Curiosamente, esa disposición de la hembra a aceptar a cualquiera para lo del placer, permite explicar de paso  que las mujeres  puedan conformarse más fácilmente con un sólo macho.

Si el placer produjo de carambola procreación; en el caso de la hembra, la casualidad la hizo buscona (de placer) cayendo así en una trampa que la dejaba encinta. Placer que acepta venga de donde venga, siendo lo mismo si se lo da uno sólo, que si  se lo dan todos .

Pero resultará difícil que una mujer acepte, de buen grado, que es buscona por naturaleza y que puede hacerlo con cualquiera. Incluso una profesional de la prostitución explicará que esa apertura de miras la consiente sólo por dinero, y aún más,  podrá afirmar que soporta a los clientes por el carácter profesional de la entrega, pero que en modo alguno le gusta cualquiera.

Por tanto habrá que detenerse un poco en este asunto, para desenterrar lo que está oculto por  montañas de represión.

Y para ello viene de perlas el símbolo que la biología ha atribuido a las hembras de todas las especies. Ese círculo con el signo de la suma debajo. Fijémonos en él.

Ese signo de la adición se puede interpretar como algo que recibe la mujer.

Pues bien, lo que aquí se defiende es que si en la actualidad ese logotipo es correcto, sin embargo, antiguamente, antes de la tarea desempeñada por la represión, lo adecuado sería que el símbolo femenino se dibujara, con el círculo también, pero rodeado de muchas cruces que representaran a los distintos machos a los que podía acoger, cada mujer, para su placer.

Siendo lo de menos que ese placer fuera espontáneo o inducido, dicho esto porque casi todas las mujeres afirman sentir deseo si se sienten deseadas, o sea  siempre que las solicitan.

LOGOTIPO  BIOLÓGICO  DE  LA  HEMBRA
                               
ANTES DE LA                                 DESPUÉS DE LA 
REPRESIÓN SEXUAL                            REPRESIÓN SEXUAL

Representada así la hembra (círculo rodeado de cruces, símbolo de que puede abrirse a todos) tendremos bien reflejada su  naturaleza, antes de ser acosada por la represión sexual.

Aunque resulta pasmosamente correcto que el emblema que hoy se utiliza en los libros de  ciencias naturales, sea el circulo ¡con una sola cruz!. 

Sí, porque ya, la cultura imperante ha obtenido un triunfo total, consiguiendo que la mujer sea receptiva a un solo falo, a un solo vector que entra en ella, al vector que simboliza un único amor.

O sea, al margen de reconocer la imperfección que tiene la domestificación de las hembras, lo cierto es que esa es la sensación que ellas tienen, hasta el punto de que pueden decir y sin mentir: “No me iría con cualquiera por todo el oro del mundo. Me gustan muy pocos, y la vida la compartiría, sólo, con quien note que le amo y me ama con locura”.

Pero ¿Por qué se da esto ahora, si deberían gustarles todos o cualquiera, que lo mismo es?.

¡Por la represión sexual!. 

Compruébese, jugando a partir del escudo de las infinitas flechas que llegan al circulo y lo penetran, a ir tachando las que corresponderían al tipo de hombre que ya no les gusta a priori, y véase cómo  queda una sola. 

Para empezar táchese a los violentos, pues “lo pueden ser conmigo” (diría la mujer). Anúlense ahora los sucios (la higiene se ha convertido en mito). Supriman a continuación a los no trabajadores y  no honrados (es fundamental que el marido sepa ganarse la vida y la fama). Quítense los de las clases inferiores a la de la interfecta (cuestión que recomiendan hasta los consultorios matrimoniales, con su letanía de que es muy importante el tener los mismos gustos e intereses que el futuro marido, así como idéntico nivel cultural o, si acaso, que él la supere). Sigan tachando a quienes no gustan a primera vista, pues si se va a amarrar una a uno para toda la vida, es elemental que  tiene que ser guapo (dentro del criterio subjetivo de la que elige). Añadan que además deben ser generosos, buenos padres, etc., etc., etc., y llegarán a la conclusión, de que no sólo la mujer está ya  únicamente preparada para recibir una única flecha, es que ya no están preparadas para ninguna (puesto que no hay mirlos blancos).

Y si de hecho así no ocurre es porque el placer es un instinto básico, elemental, salvaje, animal, imparable y ante eso es preferible conformarse con cualquiera.


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