martes, 30 de agosto de 2016

Cualquiera con cualquiera y a tiempo total


Cualquiera con cualquiera y a tiempo total   .

Dentro de esas facilidades para procrear, ya mencionamos que por una parte estaba el hecho de estar permanentemente en celo (o sea con necesitad de placer sexual a tiempo completo), y que la otra cualidad que favoreció la pervivencia de la especie fue, en las hembras que lo podían hacer  con cualquiera y en los machos que también lo pueden hacer con cualquiera.

Dicho mejor, que al hombre le gusten todas es lo natural y necesario.

No tendría ningún sentido que el macho, él solo, pudiera obtener el máximo placer, y que en consecuencia no fuera buscando encuentros sin parar. 

Repárese en que si resultara que nos encontramos con machos exquisitos a los que sólo gustaran las pelirrojas, y que todas las demás les dejaran fríos, con ese instinto tan raro, no se habría preñado a tantas.

Al hombre le tienen que gustar todas por ley, y además le tiene que gustar darse el gustazo de la variación, y eso fue, sin él saberlo, lo que propagó la especie, al ir dejando espermatozoides en todos los úteros que pudo, dejando así embarazadas a todas las que después la suerte decidió. Como se ve un juego de probabilidades.

Si resultara que el macho sólo sintiera pasión, deseo y ganas, con el amor de su vida, y no lo llegara a conocer,  no se habría producido la pervivencia de la  especie.

Por cierto ¿no resulta chocante que el gran amor siempre lo acabemos encontrando

Eso muestra que está sospechosamente cerca; a pesar de ser tan grande y hermoso, y por supuesto mágico. Demasiada suerte para que sea suerte.


Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.

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