miércoles, 17 de agosto de 2016

“Perdónales que no saben lo que hacen”


“Perdónales que no saben lo que hacen”

Volviendo a la izquierda, lo cierto es que no se le puede castigar en demasía; pues al fin y al cabo, a trancas y barrancas, y muchas veces contra muchos de sí mismos, es la que va liberando a las gentes, y lucha contra el machismo, defiende la homosexualidad, o se declara atea sin cinturón de castidad religioso, o acepta las parejas de hecho.......

Además, si no es desde la izquierda ¿desde dónde se va a luchar contra este desorden de cosas?.

Sin embargo, no queda otro remedio, por su propio bien, que espolearla y animarla a entrar en un terreno en el que, si no pisa, seguirá atrapada por el Pensamiento Único.

Y en esa línea debe cada persona preguntarse por qué se defiende el sector publico en lo económico y no obstante se deja la satisfacción de lo sexual a la Iniciativa Privada.

Si el ser humano vive en grupo (es social) para resolver sus problemas, habrá que fijarse en éstos y en cómo hacer para resolverlos. 

Los problemas esenciales de las personas son los que surgen por culpa de sus necesidades básicas. 

Estas necesidades básicas son la del Instinto de Supervivencia y el Instinto de Placer.

Resolver los problemas que se derivan del Instinto de Supervivencia obliga a cada individuo a vivir en grupo para trabajar así con más posibilidades de éxito.

Como consecuencia de todo ello, la izquierda entiende que lo esencial debe ser propiedad de todos (o sea de nadie) porque para todos es imprescindible. 

Nace así  el concepto de “defensa de lo público”.

En ese aspecto todo está claro. Pero llegamos a la cuestión de tener que resolver los problemas que genera la Necesidad de Placer, y resulta que aparece una puerta misteriosa, que misteriosamente, ni la izquierda osa traspasar.

Y en consecuencia, lo que por ser un problema de todos es un problema político,  resulta que se considera como algo que es privado y pertenece a la vida íntima; con lo que.....la necesidad básica que surge del instinto de placer, la izquierda la deja, sorprendentemente, en manos de la iniciativa privada..

Es decir, la necesidad de vivir relaciones sexuales abundantes y variadas se deja en un plano extraño de privacidad, invitando a las gentes a que, en cuestiones sexuales, cada uno y cada una se lo monten como puedan.

“Que cada uno se lo monte a su aire, que esto es Sagrado y no se toca”, parece ser el Mandamiento Único del Pensamiento Único que comparten las derechas y las izquierdas, sin darse cuenta éstas de que montárselo cada uno como pueda, cuando eso está prohibido  o dificultado, es castrar una tarea básica de la sociedad.

No percibir que si todo el mundo tiene el mismo problema es que éste no es privado sino político es una ceguera que hay que remediar mediante una primera cura, consistente en dejar la herida al aire para que se oxigene. 

Hay que abrirle los ojos a todo el mundo plantando cara a estos tabúes.

No es cierto que este placer por ser tan bueno sea Sagrado y no se deba tocar. Nada es sagrado, todo es tocable, y más esto.

Convertir lo que hasta ahora se considera asunto privado en asunto público, no significa programarle a nadie su vida sensorial y sentimental (cosa que por cierto sí se hace ahora, haciéndonos creer que surgirá un amor espontáneo por el cual con una sola persona, y para toda la vida, va a vivir cada cual sin problemas y satisfecho). 

Al revés, considerar el asunto como de los que demandan una solución pública significa dar por fin libertad, LIBERTAD SEXUAL.

Del libro LA ESTAFA SEXUAL, de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente. 




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