lunes, 8 de agosto de 2016

El factor común de todas las políticas.


El factor común de todas las políticas.

Si el factor común de todas las religiones es la represión sexual, vemos que algo análogo ocurre con las políticas aplicadas por los distintos gobiernos.

Las noticias sobre algún caso diferente y libre, como el que se dio en el primer periodo de la Revolución Bolchevique, según indicó William Reich, reafirman la tesis, pues estamos ante un régimen ateo; o sea, sin Dios que valga.

Parece como sí, cualquier Poder, al tratar de perpetuarse y mantenerse en el lugar que le corresponde, estuviese convencido de que lo bueno para él ha de consistir  en prohibir la “satisfacción indiscriminada” del instinto de placer de cada persona. Condicionando por ley los desahogos de ésta a los limites que establece la familia.

Contraponer a esta evidencia la libertad de ligue en los no casados, o de los casados entre divorcio y divorcio, o en determinados mundillos, hay que entenderlo al pie de la letra. Se trata precisamente de eso, de mundillos, o sea micro minorías sin relevancia comparadas con lo que es un problema de toda la Humanidad.

De la misma manera que hay que destacar que si hay miles, e incluso millones de personas, que se lo han montado bien, eso ha sido a base de saltarse las normas a la torera y a un continuo caminar por el filo de la navaja: Teniendo que entrar en un ambiente cerrado y especial, o teniendo que llevar una doble o triple vida, o teniendo que hacer sufrir a alguien, o perdiendo la reputación, o todo a la vez.

Si alguna vez  algún Gobierno ha permitido y recomendado la libertad sexual, o ya se lo han cargado Poderes Mayores, o por estar fuera de lo Políticamente Correcto y del Pensamiento Único, tiene sus días contados.


Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.

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