Yo estoy acabando tu libro. No lo he leído antes porque he estado de
acá para allá. Estaba esperando a terminarlo para escribirte, pero no puedo por
menos de adelantarte que tienes absolutamente toda la razón en todo lo que
dices.
En concreto y como mujer, suscribo todo lo que dices de las
mujeres cosa que te digo con especial interés porque seguro que más de una y
más de dos te han dicho de forma absolutamente convincente que estás muy
equivocado, y yo creo que lo mínimo con lo que se puede corresponder a la
lucidez es con sinceridad.
Considero prácticamente imposible que tanto esta sociedad como los
individuos que la componemos (empezando por mí misma) estemos a la altura del
comportamiento que tan acertadamente propones en el libro; no sé si la cosa
pasa por retornar a la Edad de la Inocencia, que otros llaman de Oro, o
llegar hasta el final de nuestro destino para, después de tocar fondo, para lo
que creo que no nos queda mucho, entrar en la segunda Edad de la Inocencia
que es esa que se rescata después de vivir la experiencia de su pérdida y que
ya nunca vuelven a quitarte.
En todo caso, estoy segura de que gracias a las personas como tú
las cosas irán cambiando paulatinamente hasta conformar una nueva manera de
relacionarse en todos los aspectos y por supuesto en el sexual, que para mí no
es más que un índice o síntoma de cómo estamos por dentro.
En algunas corrientes de pensamiento como el yoga, que estudio y
practico, se dice que el primer paso hacia el cambio es el reconocimiento y la
aceptación de lo que somos en el momento presente; una aceptación que no es resignación
ni inmovilismo, sino carencia de todo juicio y toda culpabilidad.
Sólo a partir de ahí, sin necesidad de esos grandes esfuerzos
a los que los occidentales somos tan adictos, nos iremos desbloqueando y se
irán desencadenando una serie de pautas que nos llevarán al cambio, o, por
decirlo de otra manera, a otro contexto.
Claro está que la gente del yoga mide el tiempo por eones y le
importa bastante poco el fruto inmediato de sus actos.
No sé si eso casa con la forma de pensar de un comunista, pero en
todo caso te quiero agradecer, en mi nombre y como parte de la humanidad, tu
aportación a que nos conozcamos un poco más y a que, gracias a la forma amena,
humorística y honrada de plantear las cosas, podamos asimilar sin demasiado
rechazo ni demasiada vergüenza dónde estamos y dónde queremos llegar a
estar.
Hablando de otra cosa, si estás por aquí en julio, te avisaremos
(me refiero al brillante equipo del billar romano) para ir a una
cangrejada que nos tiene prometida un escritor de Ámbito que es de Burgos.
Fuimos el otro día a su pueblo a merendar y nos acordamos de ti.
Nos dio mucha rabia no haber caído antes en llamarte. Como este escritor es
especialmente cangrejero, nos ha dicho que a finales de julio haría otra, así
que esta vez ya no se nos pasa.
Y ya sabes, cuando quieras, pásate por Urueña (llámame antes, por
si acaso, aunque pienso estar aquí todo el verano).
Un abrazo muy fuerte,
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