viernes, 17 de julio de 2015

Manuel Angel Alonso Cortés

MANUEL ANGEL ALONSO CORTÉS.

Este compa llegó a la Laboral como una moto.

Y llegó de milagro porque lo de la moto es tan literal que tuvo un accidente con la misma que nos lo tuvo de baja un tiempito.

Entre la vida y la muerte, eligió, como siempre en su vida, la vidorra.

Tan decidido es a encarar los retos de frente que se rumorea que el tornillo que ahora lleva en la rodilla lo fabricó él mismo, con la maestría que tiene todo un Maestro, con mayúsculas, de Maestría Industrial..

Experto en Mecanizados, y en su caso en Tecnología, nunca cayó en “deformaciones profesionales”, a pesar de ser un trabajador esmerado y que se esmeraba en sus tareas.

Y así entre el frío metal de las clases y de su  profesión siempre tuvo tiempo, lo que habla de su gran inteligencia y mente, para compatibilizar la dureza de los hierros con la vaporosidad de los espirituosos vahos de la amistad y la  alegría..

Amable, abierto, juerguista, amigo del alterne para tomar unos chatos con los amigos, siempre le cantó a la vida y dejó que la vida le cantara a él.

Canto que le embrujó cuando apareció la solista que soñaba, su bella mujer Ana, y con un do de pecho sonado le dejó turulato de amor.

Manuel, motos a parte, es un tipo con suerte en la vida. Con merecida suerte.

Y así, ella, la vida, además de a la ya mencionada y guapa Ana, le dio dos hijas encantadoras, y como premio plus a su continuo batallar por ser feliz y hacer feliz a los suyos, la vida le ha regalado junto al Cristo de las Batallas (por luchador) una Bodega.

Una Bodega que lleva por nombre LA DIVINA PROPORCIÓN.

¿Y luego dicen que no existe la Divina Providencia?

La bodega, aunque de una hija, se llama la Divina PROPORCIÖN.

Y eso es exactamente la vida de Manuel y el propio Manuel: una “divina proporción”:

Entre fuerza y mente, entre prudencia y valor, entre inteligencia y locura, entre alegría y compromiso, entre marido y juerguista, entre padre y compañero, entre profesionalidad y campechanía.

Una Divina Proporción, Manuel que todos queremos,  que todos deseamos se prolongue en tu jubilación.

Que lo pases tan bien que el tiempo pase volando, pero que la vida te sea larga; que hagas tan felices a los tuyos que casi no te quede tiempo para ser feliz tú, pero sin que dejes de serlo; que viajes tanto que te parezca que estás parado en un paraíso; que te pongas enfermo de salud.

Todo en su justa PROPORCIÓN

Tal vez sea porque a todos nos falta un tornillo y a ti te sobra, pero el caso es  que te admiramos.


Alzamos la copa y brindamos por ti: Júbilo, Manuel, júbilo.

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