domingo, 9 de agosto de 2015

Errónea Civilización: Privados de lo público o la expulsión del paraiso

                             

      PRIVADOS DE LO PÚBLICO
                                                                                              Por Paco  Molina
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La idea que se defenderá en lo que sigue es la de que lo malo está en lo privado y lo bueno en lo público.

Pero ¿Qué es lo público? Entendemos por público lo que es común a todos, lo que pertenece a todos, lo que está al servicio de todos o que todos pueden disponer de ello. Aquello cuyo usufructo puede ser disfrutado por todos. Sanidad pública. Educación pública. Mujer pública. Hombre público Taxi o servicio público.

Público será, para entendernos, lo que es común a todos.

Pero ¿Por qué los miembros de una sociedad siguen teniendo cosas en común cuando se nos induce a pensar que lo fetén, lo bueno y lo esencial de la vida es lo privado: la vida privada, la propiedad privada, e incluso los servicios privados?¿Por qué existe aún lo público, lo común a todos, cuando se nos hace creer y dice que la felicidad está en lo privado, en lo íntimo, en lo que cada cual resuelva a su manera?

En mi libro “LA ESTAFA SEXUAL”  -pacomolinasss@hotmail.com-   me atrevo a afirmar que toda civilización de las evolucionadas consistió en anular o domar los dos instintos básicos del ser humano: el de supervivencia y el de placer sexual, para que así el Poder, el control de las sociedades, quedara sólo en manos de unos pocos. Por tanto por ahí se puede encontrar la respuesta a la pregunta planteada en el párrafo anterior. 
Demostrémoslo.

Instintos Básicos.

En este saco hay gente que mete de todo. Unos lo hacen inocentemente, porque lo han oído decir a  científico o intelectuales. Y otros, los poderosos ,consideran como instintos primarios todo lo que les viene bien para engañar a las gentes. Indudablemente corresponde definir qué entendemos por instinto y qué por básico o esencial.

No creo que haya que pelear para aceptar como instinto aquello que tenemos como animales que somos. Que además lo tenemos todos, salvo falta de salud. Y que se manifiesta al margen de nuestra voluntad, como instinto que es. Es decir como si fuéramos sólo animales. Que es lo único que somos por cierto.

Básico debemos de entender que es lo que llevamos más adentro. Que lo vive o tiene tanto el instruido como el analfabeto, el cuadrúpedo como el bípedo, el olímpico como el disminuido. 

 

Vida y placer sexual

Definidos los instintos básicos resulta claro que los dos únicos que tiene el ser humano ,lo mismo que los demás animales con un complejidad similar, son los instintos de supervivencia y los de búsqueda de placer a través del sexo.

Todos esos otros instintos, que los interesados y los que creen  qué la ciencia es neutral, añaden a la lista de los básicos, no son tales. 

Por ejemplo no es un instinto básico ni por el forro, el llamado de reproducción. ¿Cree alguien en su sano juicio que si los órganos de placer estuvieran sólo en ,pongamos, el cogote, y los de reproducción donde andan, se habría multiplicado la especie como lo hizo? Pues claro que no. Ocurrió que al estar tan mezcladitos los órganos del deseo y los de la reproducción, ésta se produjo durante siglos sin que se supiera por qué. Resulta evidente que la reproducción no es instinto de ninguna clase si reparamos en que si así fuera tendríamos que aceptar que todos los estériles no tendrían instinto, lo mismo que todos los que han decidido no tener más descendientes.

Tampoco es un instinto básico la violencia, como afortunadamente se comprueba. ¿Qué fuerza instintiva nos lleva a matar a otros? Ninguna. Hasta el punto que nos tienen que preparar para ser capaces de hacerlo. La violencia, cuando es en defensa propia, tiene un lejano parentesco con el instinto de supervivencia, pero con el mismo rango que la huida-para sobrevivir -o incluso la rendición por lo mismo. Te fijas en que el poder nunca te ha dicho que el rendirse o el huir sean instintos básicos. Claro, porque esa sería una mentira que iría contra sus intereses.

Tampoco es un instinto básico el instinto maternal. De serlo resultaría que sólo lo tiene la mitad de la especie. O lo que sería más chocante algunas hembras nunca lo vivirían  o lo perderían cuando actúan abandonando a sus crías, cuestión para la que no se educa, al contrario. Y decimos esto porque los instintos básicos sólo se reprimen u ocultan tras el lavado de cerebro de la educación ideológica .

Lo que tenemos en común.

Resulta pues que únicamente tenemos en común todos los humanos los instintos de placer vía sexo (dicho esto para quienes están pensando en otros placeres) y el de supervivencia. Y es precisamente el tener en común estos instintos lo que a todos nos hace ser iguales y lo que a todos nos da el derecho a disfrutarlos.

Ocurre que cada instinto hace aparecer una serie de problemas.

Así ocurre que del instinto de supervivencia surge la necesidad de trabajar. Para construir cosas que nos protejan. Para inventar cosas que nos curen. Para discurrir cosas que nos hagan más fácil la tarea de sobrevivir. El trabajo se convierte en un deber. Repetimos, en un deber ,no en un derecho que eso es prueba de lo que ha retrocedido la humanidad. Los animales grandes-depredadores- y los pequeños-microbios y virus-al podernos atacar, fuerzan al genero humano a resolver problemas que tienen en común todos sus miembros.

De la misma manera ,el instinto de sentir placer mediante el sexo, generó un problema común. Todos tenían el problema ,todos querían resolverlo. Y así lo hicieron, y de forma fácil. Sin poner trabas ni cortapisas. En libertad. Esa libertad que para que no la echemos de menos ahora llaman libertinaje.

La obtención del placer sexual era tan sencilla y resultaba tan gratificante, que en ese placer encontraban nuestros antepasados el mejor premio posible al hecho de tener que trabajar. El sexo era la recompensa de seguir vivo. El instinto de supervivencia exigía un esfuerzo-trabajo-que era recompensado por el placer que da la sexualidad .Y este placer reforzaba el deseo, el instinto, de seguir vivo.

 

El paraíso comunista

Como nuestros abuelos monos tenían problemas en común y todos tenían los mismos problemas , decidieron resolverlos en común. 

Todos para uno y uno para todos. Y así fueron felices y prosperaron en lo que hemos llamado medios materiales.

Resolver en común los problemas comunes bien podríamos llamarlo el paraíso comunista. A cada uno se le daba lo que necesitaba o quería y cada cual aportaba lo que podía según su salud, edad o estado de ánimo.

Sólo una sociedad así de feliz,  tranquila y tierna (nadie era un rival, nadie te quitaba nada, todos te daban todo) pudo inventar la risa, la música, el baile, el arte.

Todo era público. Todo era de todos. Todos eran de todos. Pública la propiedad de las cosas. Público el amor. Los problemas comunes se resolvían en común. Y lo mejor de todo, por eso mismo, se resolvían bien.

La expulsión del paraíso: La propiedad privada

Si no fuera porque la ciencia está secuestrada, gran parte de todos los esfuerzos deberían dirigirse a tratar de imaginar o averiguar ¿por qué  inventa alguien la propiedad privada?

Lo curioso es que este invento- nefasto para la Historia de la Humanidad-utiliza como primer objeto de propiedad  a la mujer. Los hombres, los machos, adquieren el poder de poder tener  hembras  en propiedad   Se ha inventado el matrimonio.

Pasar de esa propiedad a otras  vino rodado. Por cierto, esa primera fórmula de  propiedad es la que define a la mujer como mujer objeto, y no otras cuestiones como  la desnudez de las modelos ,etc. 
Que no son más que un recordatorio de la fundamental degradación, la que surgió del matrimonio (monógamo o polígamo, que más da) y  convirtió a la hembra de la especie en mercancía, en objeto.

Empieza así una Era en la que cuanto más se avanza en medios para asegurar la supervivencia, más se retrocede en mecanismos para ser feliz. Todo esta nueva civilización requiere el apoyo, consciente o no, de los profetas, los religiosos, los filósofos, los intelectuales, los creadores de opinión.

En el terreno de le economía, la propiedad privada permite la acumulación, y por tanto el que al tener unos más que otros ya no haya suficientes medios para otros. Llegándose a un punto que hasta el trabajo pasa de ser un deber a ser algo que te quitan sin dejarte vivir sin él.

Y en lo íntimo nos hacen creer que somos diferentes y que nuestra solución al problema de la felicidad ha de ser diferente para cada cual. Tan diferente que pasa a ser un problema privado.

Mi instinto de placer lo tengo que resolver por mi cuenta y riesgo, y mi instinto de supervivencia  en lucha despiadada con mis semejantes. Los problemas que tenía en común contigo ellos me hacen creer que son solo míos, y a ti que son sólo tuyos .Nos han convertido en enemigos. ¿Qué es si no la competitividad?

 

Lo privado contra lo público

El concepto de privado es lo pernicioso en todo el proceso. Por eso se debe vender, por parte de los poderosos, como que es lo mejor. 

El Poder siempre juega al ataque. Y así, creyéndote que es tu vida privada la que te da la felicidad caes en la trampa que te impide ser feliz (la violencia latente es la que indica que la gente no está equilibrada, por más que se distraiga de acá para allá).

Para todo este montaje te hacen creer que eres especial( Estuve en un  Congreso de 1001 personas en el que defendí que todos éramos iguales. Hubo que votar. Votos a favor de que “todos somos iguales” 1, votos defendiendo que “todos somos diferentes” 1000. Sin comentario).

Y claro, para que tragues que eres especial te dicen que los hombres no son iguales que las mujeres, que los mayores son distinto que los jóvenes, los blancos que los negros, los gallegos que los zamoranos, incluso que tú, te dicen, no eres el mismo siempre. Genial.

Y el caso es que parece que tienen razón. Por la misma razón que si te muestro dos naranjas en buen estado, y luego una la meto en un frigorífico y otra la dejo al sol, al cabo de unos días no puede haber dos cosas más diferentes.

Si todos en privado tenemos los mismos problemas: Celos. Ganas de más vida. Aburrimiento. Inseguridad en el futuro. ¿Cómo podemos llamar a eso privado? Y si todos tenemos los mismos problemas ¿por qué no nos ponemos de acuerdo para resolverlos en común?

Las civilizaciones represoras

Todas la civilizaciones –hoy día prácticamente la misma-han apuntalado al Poder  a base de dos presupuestos fundamentales. 

Reprimir los dos instintos básicos a base de un buen “lavado de cerebro”. Eso es la educación ideológica, cuyos mandamientos hoy en día se conocen como PENSAMIENTO ÚNICO.

 El instinto de supervivencia es fundamental anularlo lo más posible para que estemos dispuestos a morir por la Patria-o sea los poderosos del Terruño-o por cualquier otra tontería. Los comandos suicidas son un buen ejemplo de que ese objetivo es posible-el anular un instinto básico-.Para ello las religiones son fundamentales. Incluida la del Dios Dinero que es por ella-por él- por quien mueren nuestros soldados en Occidente.

Quitar los placeres de la carne para que la vida sea menos vida, es también clave para que se pueda dar la vida por la nada. Y en último caso, si el tratamiento no ha surtido efecto y ,por supervivencia quieres desertar, te amenazan con la ley del desertor-fusilamiento- y te hacen entrar en razón apoyándose en tu propio instinto de supervivencia.

El reprimir el instinto de placer sexual, es clave para la sociedad de consumo. Es como si hubieran estudiado esas especies animales en las que se ha visto que los ejemplares-obreros son asexuados. Hay que poner orden para que no decaiga la producción, ni la reproducción, y menos el consumo insaciable. Y entonces nos han contado ,desde los púlpitos, desde las tribunas , desde los libros, desde las cátedras, desde las filosofías, y desde el susum corda que para esto del placer sexual no hay nada como el amor.

Se pasa con esta propuesta a proponer que un problema común, un problema público, se resuelva a cargo de la iniciativa privada. Así que no te preocupes, seas caliente o frío, hombre o mujer, homo o hetero, promiscuo o templado, atlético o enclenque, con atractivo o sin él ,sano o enfermo, con todo al 100x100 o disminuido, al final, aparecerá otra persona en tu vida ,os enamorareis ,y ese amor durará toda la vida entre regocijos, satisfacciones y demás muestras de dicha. Y si falla, pues cambias al siguiente, etc.

El tema es privado y la solución, pues ,te la buscas- te dicen- en privado que bastante problema tenemos ya con garantizar el fondo de pensiones, dicen los mandamases.

 

La violencia doméstica

Nos despedimos con este alegato contra el uso de fórmulas privadas para resolver problemas públicos, citando el que está siendo el más cruel en estos tiempos, por culpa precisamente del arrojar a las gentes a las tinieblas de lo intimo, cuando no hay nada íntimo en nuestra intimidad. Se dice que se van a poner en marcha Planes Integrales para afrontar la situación. Lo único integral de esa solución es que es de una simpleza integral.

Precisamente, al querer mantener lo privado en lucha contra lo público, el Poder trata de desviar la atención-y a fe que lo consigue-del fondo del problema. La violencia doméstica nace de los CELOS. Y los celos son un concepto-nada de alguno natural o de la naturaleza-que proviene del carácter de propiedad privada que la pareja cree tener sobre el otro-.Eso que en términos románticos se llama fidelidad, y que va contra el instinto básico de placer. Fidelidad versus promiscuidad

Hasta en la bodas civiles, en un vulgar Ayuntamiento, en el juramento o protocolo de la constitución pública de la pareja, se les exige la promesa privada de fidelidad. Promesa imposible de cumplir, salvo que sea a costa de un consumo de energía interna excesivo y que por tanto acumula violencia sin límites.

Una vez más el conflicto entre lo privado y lo público aparece ahí, haciendo a la gente infeliz.

 Sirva esta gentileza de Duererias para que alguien caiga en la cuenta de que lo privado es lo malo. Si hasta te lo dice la palabra, si hay algo privado es que de algo te han privado.

Viva lo común. Viva lo público. Resolvamos los problemas comunes en común y nos unirá el compañerismo con caricias, ¡la ternura!.


                                                               FRANCISCO  MOLINA

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