lunes, 18 de enero de 2016

PROFESORAS Y PROFESORES

PROFESORAS Y PROFESORES

Hace más de un año que el profesorado de EGB y el de EE.MM (enseñanzas medias) enterró el “hacha de guerra” dando por concluida una batalla con el Ministerio de Educación y Ciencia.

Sin embargo, a estas alturas, parece necesario recordar unos hechos que parecen objetivos, para que el criterio de cada uno de los protagonistas, e incluso el de sociedad, se constituya a partir de la mayor información posible.

Primer hecho. La pipa de la paz se fumó en base a un documento que se conoció como acuerdos de noviembre.

Segundo hecho. Hubo la posibilidad de manifestar, mediante votación, si esos acuerdos gustaban o no.

Paradójicamente, las centrales sindicales disconformes negaron a realizar esa consulta, y aún ms, parte de los docentes ´no satisfechos, tampoco pusieron interés en que constara su disgusto

En consecuencia, y realizada la consulta con los que quisieron manifestarse, predominaron los síes y se firmó.

La consulta no resultó tan extensa como la anterior (mayo), porque solo los escasos miembros de una central “tiraban del carro”, ya que, como se dijo, el resto no quiso saber nada de consultar.

Tercer hecho. Los acuerdos de noviembre constaban de dos partes: la referida a condiciones económicas (célebre homologación) y las referidas a condiciones de trabajo.

La primera estaba claramente escrita (con cantidades y fechas) y la segunda eran cuestiones a negociar (promesas).

Hoy, pasado un tiempo más que prudencial, se puede afirmar con rotundidad que el MEC sólo ha cumplido lo que estaba claramente expuesto y escrito en el documento (o sea, la parte económica de él) de mientras que el resto, hasta el presente, es papel mojado (récese para no tener que poner en marcha la centrifugadora de ministros).

Cuarto hecho. Como ha habido sindicatos que han dicho de los acuerdos de noviembre que eran prácticamente iguales que el preacuerdo de mayo, es imprescindible recordar que, demostrado por la práctica, el MEC sólo “aquello que firmó y dejó explícito; luego hay que reconocer que la diferencia entre lo de mayo, y lo de noviembre es abismal, ya que en el mes de las flores, en lo no económico no había nada escrito y en lo retributivo, las cantidades brutas no pasaban de diez mil pesetas mes, amén de que quedaba cerrado el proceso de homologación.

Dedúcese, pues, que lo de mayo era una burla, como así entendió el colectivo en lucha.

Quinto hecho. El proceso escalonado de homologación se irá completando con una nueva subida en junio y otra en setiembre, y lo que es más, no con ello se cierra, según consta por escrito en el acuerdo de noviembre, la homologación del profesorado con el resto de los funcionarios.

Se está produciendo, pues, esa aproximación al resto de la función pública que es lo que se pedía.

Sexto hecho. Que varias de las subidas especificas para el profesorado, hayan aparecido como insignificantes en el bolsillo de éste se debe a la política de retenciones del Gobierno.

Séptimo hecho. La misma central sindical que firmo una subida salarial para los funcionarios (lo que somos) irrisoria, y que dijo que la primera fase de la homologación (23.000, 24.000 y 27.000 pesetas de incremento al mes) era poco, no quiso convocar un paro (14-D) contra la política económica del Gobierno; paro que resultó una rotunda jornada de huelga general, a la que no respondieron los docentes como el resto del país, porque “alguien” les había vuelto la cabeza a pájaros (se les vino a decir: Debéis de estar tan descontentos que no tenéis que protestar. Extraña pedagogía).

Octavo hecho. Si no llega a haber protesta no se hubiera conseguido nada. 

Hoy ya se ha recuperado lo invertido (lo descontado) en la huelga.

Solo puede caber orgullo en los que lucharon por aquello que consideraron justo y que, como se vio, lo era.

Los sinsabores, las tensiones y las incomprensiones son ahora las cicatrices que adornan la dignidad de los que fueron solidarios y defendieron lo suyo.

Noveno hecho. El MEC no debe subestimar a un colectivo que ya es consciente de su fuerza.


FRANCISCO MOLINA. El Correo de Zamora. 12 de Enero de 1990

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