domingo, 29 de noviembre de 2015

ACEÑAS Y ACÉMILAS

ACEÑAS Y ACÉMILAS

TARTAKOWER fue un fenomenal ajedrecista. Conocía tan bien este juego que pronuncio la mejor frase que sobre el mismo se podía decir: “El error es el alma del ajedrez”.

Como no hay espacio para describir lo acertado de la frase quede a la inteligencia de usted el ver la verdad de esa afirmación.

Si ningún jugador cometiera al menos un error, todas las partidas desembocarían en tablas (empate) con el consiguiente aburrimiento.

Si se copia a Tartakower y pasamos al campo de lo social podemos decir:

“La corrupción es el alma de la democracia”.

No se asusten, no se está diciendo que sea mejor la dictadura. En absoluto.

La dictadura es la corrupción en cuerpo y alma (no solo el alma es la corrompida). En dictadura además, no existe derecho al pataleo respecto a la corrupción, mientras que en democracia Si.

E incluso en esta, a veces, si el corrupto es cogido con las manos en la masa de la corrupción se le puede condenar, para así guardar las formas (de ahí que a esta democracia se le llame "formal").

Este castigo (el que se le impone al corrupto cogido "in fraganti") tiene como fin que los señores poderosos no escandalicen en extremo provocando tanto al populacho que se descubra el pastel (el pastel es ese que se reparten entre los cómplices de todas las películas de gansters, como vos sabéis de sobra).

Por todo eso es por lo que lo de las aceñas de Cabañales es algo más grave de lo que parece.

Si, porque en este asunto, no solo unos cuantos poderosos han sido corruptos (han hecho trampas) sino que encima han escandalizado al pueblo (que sólo quiere trabajo para ganar dinero, dinero para comer, comer para tener fuerzas y fuerzas para sacar a los hijos adelante, y que estos, agradecidos, te busquen una buena residencia de la 3ª Edad).

"Fallado" el "caso Zamora" se levantó la veda para los menos inteligentes de nuestros queridos caciques.

Dejado el "Caso" empieza "el Ocaso de Zamora".

Ya no hay una ley que respetar. Ya no hay unas formas que guardar para que la democracia sea, al menos formal.

Ya se dio la salida para el "coge el dinero y corre".

Contaron que iban a reconstruir, rehabilitar y restaurar las aceñas de Cabañales.

¡Qué bonito! El político ganaría prestigio y la empresa constructora dinero.

Pero claro, cuidar lo que hay ya, completar lo que hay ya, y reconstruir sobre lo que hay ya, lleva mucho tiempo (y el tiempo es oro, o sea dinero) y si encima hay crecidas este invierno, no te digo nada.

No hace falta ser el primo de Sherlock Holmes para saber que el camino para descubrir la verdad de este caso y en todos, es investigar a quién beneficia el crimen, y miren, caídas las aceñas por su propio peso (según ellos) las nuevas aceñas estarían en pie de nuevo (pedir que las vuelvan a construir es como pedir que salga el Sol mañana, una perogrullada) por menos dinero, más rumbosas y antes de las próximas elecciones.

¿Quién ha ganado por lo tanto? Exacto. Pues esos son los presuntos culpables, (los que ahora ganarán más dinero y los que obtendrán dentro de un año más votos, al inaugurarlas antes de las próximas elecciones).

Y que no nos hagan comulgar con ruedas de molino. Un respeto.


FRANCISCO MOLINA  En La Opinión de Zamora a comienzos del siglo XXI

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