martes, 24 de noviembre de 2015

JA, JA, JÁ

                                                           JA, JA, JÁ

-Permíteme que me ría Peromato, pero es que si hay un placer de dioses, caricias a parte, es ver a los sabios convertidos en  sabihondos.

-¿Y  en qué se diferencia un sabio de un sabihondo?

-En que el sabio quiere resolver los problemas como sea y el sabihondo quiere resolverlos “sin romperse. ni mancharse”, pretendiendo que desaparezca el efecto sin quitar la causa, la cuadratura del círculo.

-¿Cómo los que descubrieron la fórmula para arreglar lo de la violencia doméstica, que parece se han cubierto de gloria por los resultados?

-Si, aunque hoy quiero hablarte de la violencia escolar.

-No estarás insinuando que quitando la escuela ya no habrá fracaso escolar, que así también yo soy sabio.

-Muy gracioso el chico. No, mira. La violencia escolar parece que acucia: alumnos que pegan a profesores y se pegan entre si; acoso a compañeros hasta la nausea, y lo que es peor para el sistema, ambiente de indisciplina continua en las aulas.

-Ya pero contra eso se están tomando medidas. Sin ir más lejos la Junta de nuestra autonomía ha creado un “observatorio sobre el asunto” del cual no recuerdo el nombre

-Un observatorio que “mira para otro lado” para no entrar en la solución del problema.

-Ya, pero habrá sindicatos de profesores que, ahora que hay elecciones sindicales, propondrán medidas .

-Mira, los progresistas, para ocultar que no quieren cambiar nada, dicen que no hay problema, que pasa lo de siempre pero que ahora lo cuenta la prensa, o sea que la culpa es de los  periódicos. Y los corporativistas piden plenos poderes para que el profesorado pueda poner castigos ejemplares.

- ¿ Y los padres de alumnos y los sindicatos estudiantiles, qué dicen?

-Los padres están asustados porque se ha puesto de moda decir que los culpables son ellos, lo que se llama “tirar balones fuera que vamos ganando”. Y los sindicatos estudiantiles deben estar estudiando cómo resolver el asunto, pero leyendo los manuales de los adultos.

-¿Entonces, me vuelves con que no haya repetidores?

-Y lo “repetiré” siempre. Porque “no todo repetidor es gamberro, pero todo gamberro es repetidor”. Y estos, que encima se acumulan en cada aula hasta de  tres generaciones, al hacerles repetir hasta 3 veces, convierten cada clase en un guirigay; además de ser ellos, a su vez, los “maestros de esgrima” de la siguiente hornada de folloneros.

-Pero regalar el aprobado será peor.

-No hay por qué hacerlo. Todos pasarían; en la ESO hasta cuarto y en Bachiller hasta 2º, y allí, si no pasan, seguirían en un curso bis sólo con las que les quedaran por aprobar, (nada de repetir también las ya aprobadas), así hasta que saquen todas. Y en ese 4º ESO-bis y 2º de Bachillerato-bis, los más insolentes serían invitados a estudiar por libre, sin ir al centro.

-Mujer, teniendo en cuenta que hay dos ideologías docentes: la de quienes consideran que los chicos deben aprender contenidos contra la de quienes dicen que deben aprender a aprender, lo cierto es que con tu fórmula se conjugan las dos posturas, porque les exiges aprobar las materias y además si se trata de aprender a discurrir ¿para qué tenerlos aparcados en un curso que por edad no es el suyo, si de repente les puede venir el “sentido común” o desarrollo mental, y entonces mejor que les coja arriba?.

-Además, el orden en la clase beneficia sobre todo a los estudiosos y a los perezosos pero formales. Respecto a los vagos que vayan por las tardes y en verano a clases oficiales, que eso si que es castigo y derecho a la educación. Todo lo demás ¡cataplasmas!. 

                             FRANCISCO MOLINA

     

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