EL
ELECTRO-GORBA-SHOCK
Ante una humanidad
que no quiere nada de armas nucleares y cada vez menos de armas convencionales,
defender la existencia de ambos modelos de maquinas para matar se ha convertido
en una de las cruces más difíciles de llevar para los que velan por nosotros
(Occidente), osease para nuestros gobernantes.
Porque claro, los
que nos mandan están contra la guerra (nadie está a favor y los que están se lo
callan para no descubrir el pastel), pero (¡ay! los peros) la responsabilidad del
poder les hace ser cautos... por nuestro
bien (y porque hay que obedecer a los que de verdad mandan).
Y ahí empieza su vía-crucis,
¿cómo llevarle la contraria a los pueblos sin que estos noten que se les lleva
la contraria?
A todo esto, en
Oriente (nosotros somos Occidente, que es tanto como decir los buenos de la película),
pues en Oriente el diablo parece haberse encarnado hombre bajo el nombre y el
encanto de Mijail Gorbachov.
De esta manera las
fuerzas del mal, con la habilidad que les caracteriza, atacan nuestra civilización
y bienestar por métodos sibilinos.
Por si fuera poco
difícil para nuestros jefes vender eso de si quieres la paz prepara la guerra,
ahora va y aparece el diablo-rojo-Gorbachov y dice:
Fuera armas
nucleares estratégicas (bombas que matan a muchos aunque estén muy lejos).
Menos mal que los
nuestros, que son muy listos (p'a eso son los nuestros), le contestaron con
astucia:
No; no queremos
desarme si no se eliminan también las armas nucleares tácticas (bombas que matan
a muchos pero estando más cerca).
La idea era que se
rajara y así no habría desarme.
Pero el ruso parece
que también quiere eliminar estas armas;
por eso, y haciéndolo muy bien (por eso les votamos, porque se las saben
todas), nuestros pacíficos líderes le han espetado un:
Mira, macho, queremos la paz más que tú pero si
no se eliminan también las armas convencionales (las que matan como Dios manda)
no aceptamos el desarme.
Y así están las
cosas, aparentemente equilibradas.
Pero, ¡ojo! da la impresión
de que el jefe de los malos va a aceptar el envite de eliminar también ese tipo
de armas y entonces, ¿qué podrán hacer nuestros guías?
Queda el recurso de
que le digan que sin armas ellos (los malos) tendrían superioridad en cuanto a
personas en Europa (son más) y que por tanto solo se acepta el desarme si
aceptan matar a los que sobran de los suyos respecto a nosotros.
Es fácil que aquí
les cojamos desprevenidos y así podremos seguir manteniendo la carrera de
armamentos, pero..... si como parece todo esto no es más que un plan por parte
de ellos para acabar con nuestra cultura guerrera, seguro que no les importará
matar unos millones de compatriotas (suyos) con tal de forzarnos a deshacernos
del armamento.
En ese caso, según
fuentes bien informadas, se les dirá que la OTAN solo acepta el desarme si
además de suprimir todas las armas y de que ellos se deshagan del número de
habitantes que tiene de más, aceptan también que tienen que adelgazar, porque,
claro, en estos momentos, aun con el mismo número de habitantes entre buenos y
malos, ellos tendrían ventaja y nos atacarían, ya que son más fuertes (véanse
las olimpiadas).
Como Gorbachov es
gordito, es fácil que esto de comer menos no lo acepte, pero como parece ser el
demonio empeñado en que no haya guerras, tal vez también pasara por este aro.
Entonces solo queda
el recurso de poner como condición que acatara la economía libre de mercado...
Aunque, claro, mira
que si entra en el juego y exige un mercado libre de verdad y al final los empresarios
se quedan sin subvenciones y viva la competencia, ¡nos la arma!
FRANCISCO
MOLINA. Profesor y escritor. Publicado en El Norte de Castilla el 20 de Julio
de 1989
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