LOS
VISITANTES SON EL SALVAVIDAS
Llegará el día en
que alguien estudie pormenorizadamente las mil circunstancias que llevaron al
llamado “milagro en Zamora” o “efecto Guarido”.
Desde la más
pintoresca de que algunos ciudadanos nos confundan (a él y a mi; aún hoy ocurrió
con uno). Asunto tan chocante que a comienzos de este año le sugerí a la
Directora de La Opinión de Zamora, que como tal cosa estaba pasando, hiciera un
juego-reportaje, preguntando a los lectores, al menos por internet y bajo
sendas fotos de ambos, “quien es quien”.
Hasta la
circunstancia para mi más trascendente, por responder a una situación histórica
objetiva y de las llamadas pre-revolucionarias.
Esta circunstancia,
para mi esencial en la elección de Paco Guarido como Alcalde de Zamora, es la
que sigue.
Las capas acomodadas
de la sociedad zamorana (comerciantes de toda la vida, profesionales liberales
consolidados, abogados, médicos, gremio
de la hostelería, constructores no enchufados, etc. ) es decir los que constituían
el núcleo central del tradicional conservadurismo de esta tierra, empezó a
percibir que si esto seguía así no tendrían nada que conservar.
La ciudad se moría día
a día (muerte dulce) perdiendo seres vivos ( y queridos), se degradaba además
en su aspecto, y se enfangaba en deudas, producto cuando no de mala gestión
(meteduras de pata) si de malas artes (meteduras de mano).
Por tanto, ese
sector social importante y con capacidad de influencia ya no podía seguir
confiando en un PP que les había demostrado ineptitud y que encima salía todos
los días por la televisión en un trasiego continuo de presuntos.
Desechado el PP, al
PSOE no le iban a votar por considerarlo aún peor que “al suyo”. Levantaron la
vista, y sólo vieron una esperanza: Paco Guarido aunque fuera de IU.
Nota: El PP perdió 5.000
votos de 15.000 y eso aunque no fue determinante en la victoria de IU si puede servir
para explicar el voto de los otros sectores de la sociedad, a los que incluso
les era más fácil anímicamente cambiar su tradicional apuesta política.
Fue pues la
decadencia económica de la ciudad el factor esencial del cambio producido,
siendo por tanto el objetivo primordial de los actuales munícipes el invertir
esa tendencia a la desaparición.
Y para ello la baza
fundamental (no hemos dicho única) es el conseguir visitantes.
Con el término “visitantes”
se define aquí a todo aquel que venga de
fuera, o bien a estudiar, o a una industria nueva, o a ver a la familia, o de turista.
Siendo esta la madre
del cordero. El turismo es la única tabla de salvación que tenemos a mano. Aunque
eso si, para ello tenemos que conseguir una ciudad nueva. No triste, callada,
abandonada. Todo lo contrario.
Que la sobriedad del
románico se contraste con la alegría de la música, que la exquisitez de la gastronomía
se maride con el teatro y la poesía.
Que el visitante se
encuentre piedras, artes y ¡alegría!.
Y la alegría, la
tiene que poner la cultura multiplicando los espectáculos de todo tipo durante
todo el año.
No hay otro camino,
al menos a la vista.
Paco
Molina. Zamora. Día de difuntos. 2 de Noviembre del 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario