AMOR EN RAMA
Amor es querer,
necesitar y desear a otra persona.
Querer.
¿Qué
es querer?
Te quiero, se le
dice a quien te produce ternura, se le dice a aquél cuya felicidad te emociona,
se le dice a aquél cuyo dolor se convierte en dolor para ti.
Cuando queremos a
alguien buscamos su bien y nos duele su sufrimiento.
Todos sabemos lo que
es querer, porque todos sentimos ansia de cariño, de ser queridos.
Necesitar.
Posiblemente, de los
tres componentes del amor, el sentimiento de necesidad sea el más difícil de
precisar.
Necesitamos a una
persona cuando el estar sin ella nos produce angustia, cuando nos sentimos
arrastrados a buscar su compañía.
«Necesitaba verte»,
«necesitaba oírte», «necesitaba saber de ti».
Se necesita a quien
se ama, tanto y en tanta medida que puede producir angustia esa insaciable
apetencia. Por eso el amor a veces ha sido definido como un sentimiento extraño
que puede dar dicha y dolor (<
Desear.
Deseas a quien amas
y quieres ser deseado por quien amas.
El placer en el amor
es la quinta dimensión, es la vida en
estéreo y con arco iris, es el fuego sin llamas, es el planeta Tierra surcando
el Universo.
Si no hay deseo no
hay amor.
Por
tanto: La carencia de uno de estos tres
sentimientos anula lo que es amor, y las combinaciones posibles tomando uno o
dos de esos sentimientos, nos lleva a explicarnos otras situaciones.
Repasemos:
Se suele decir «es que el cariño
por un hijo es distinto al que se siente por quien se ama». En efecto, tanto es
así que lo que ocurre con una hija o un hijo fundamentalmente es que se les
quiere. Se les puede querer incluso más que a la persona amada (eso es lo
frecuente).
Los hijos producen
cataratas de cariño, ternura y protección.
El sentimiento, por
contra, de necesidad de ellos es de otro orden, va a remolque del cariño que
producen y no tiene entidad propia.
Mas, como a los
hijos no se les desea, es evidente que no se les ama (falta un componente del
amor).
A una amiga o amigo
se le quiere. No se le necesita en el sentido de buscar verla o verle, y por
supuesto, el lazo de amistad no utiliza el nudo del deseo.
A las madres y
padres se les quiere. También se les necesita, pero como fuente de cariño y
puerto protector. Evidentemente no se les desea (por mucho que rezongue Freud
dentro de su tumba).
A la pareja
(cónyuge) puede que se le siga amando o puede ocurrir que ahora sólo se le
quiera y necesite; pero al no desearla resulta que ya no se le ama (ello
origina el que por piedad hacia nosotros mismos digamos: «Es que el amor se
manifiesta con el tiempo de otra manera»).
También puede
ocurrir que lo que «se salve» sea el cariño y el deseo, pero no la necesidad
del otro; o que se le necesite y desee sin cariño.
En todo caso ya no
hay amor al no existir a la vez, cariño, necesidad y deseo del otro.
Con esta teoría
quedan explicadas, al menos un poquito, esas «matizaciones» tan populares,
sobre las «distintas formas de querer».
E incluso, como
puede haber amores con distinta intensidad en cariño, necesidad y deseo, explica
también un poco el que se pueda llegar a amar a más de una persona.
¡Paradojas! Aunque
para paradojas la evidente:
El
amor total es totalitario.
FRANCISCO
MOLINA• Profesor y escritor. Publicado en El Norte de Castilla el 19 de Abril
de 1989
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