martes, 20 de octubre de 2015

AMOR EN RAMA


 AMOR EN RAMA

Amor es querer, necesitar y desear a otra persona.

Querer.

¿Qué es querer?

Te quiero, se le dice a quien te produce ternura, se le dice a aquél cuya felicidad te emociona, se le dice a aquél cuyo dolor se convierte en dolor para ti.

Cuando queremos a alguien buscamos su bien y nos duele su sufrimiento.

Todos sabemos lo que es querer, porque todos sentimos ansia de cariño, de ser queridos.

Necesitar.

Posiblemente, de los tres componentes del amor, el sentimiento de necesidad sea el más difícil de precisar.

Necesitamos a una persona cuando el estar sin ella nos produce angustia, cuando nos sentimos arrastrados a buscar su compañía.

«Necesitaba verte», «necesitaba oírte», «necesitaba saber de ti».

Se necesita a quien se ama, tanto y en tanta medida que puede producir angustia esa insaciable apetencia. Por eso el amor a veces ha sido definido como un sentimiento extraño que puede dar dicha y dolor (<

Desear.

Deseas a quien amas y quieres ser deseado por quien amas.

El placer en el amor  es la quinta dimensión, es la vida en estéreo y con arco iris, es el fuego sin llamas, es el planeta Tierra surcando el Universo.

Si no hay deseo no hay amor.

Por tanto: La carencia de uno de estos tres sentimientos anula lo que es amor, y las combinaciones posibles tomando uno o dos de esos sentimientos, nos lleva a explicarnos otras situaciones.

Repasemos: 

Se suele decir «es que el cariño por un hijo es distinto al que se siente por quien se ama». En efecto, tanto es así que lo que ocurre con una hija o un hijo fundamentalmente es que se les quiere. Se les puede querer incluso más que a la persona amada (eso es lo frecuente).

Los hijos producen cataratas de cariño, ternura y protección.

El sentimiento, por contra, de necesidad de ellos es de otro orden, va a remolque del cariño que producen y no tiene entidad propia.

Mas, como a los hijos no se les desea, es evidente que no se les ama (falta un componente del amor).

A una amiga o amigo se le quiere. No se le necesita en el sentido de buscar verla o verle, y por supuesto, el lazo de amistad no utiliza el nudo del deseo.

A las madres y padres se les quiere. También se les necesita, pero como fuente de cariño y puerto protector. Evidentemente no se les desea (por mucho que rezongue Freud dentro de su tumba).

A la pareja (cónyuge) puede que se le siga amando o puede ocurrir que ahora sólo se le quiera y necesite; pero al no desearla resulta que ya no se le ama (ello origina el que por piedad hacia nosotros mismos digamos: «Es que el amor se manifiesta con el tiempo de otra manera»).

También puede ocurrir que lo que «se salve» sea el cariño y el deseo, pero no la necesidad del otro; o que se le necesite y desee sin cariño.

En todo caso ya no hay amor al no existir a la vez, cariño, necesidad y deseo del otro.

Con esta teoría quedan explicadas, al menos un poquito, esas «matizaciones» tan populares, sobre las «distintas formas de querer».

E incluso, como puede haber amores con distinta intensidad en cariño, necesidad y deseo, explica también un poco el que se pueda llegar a amar a más de una persona.

¡Paradojas! Aunque para paradojas la evidente:

El amor total es totalitario.

FRANCISCO MOLINA• Profesor y escritor. Publicado en El Norte de Castilla el 19 de Abril de 1989

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