domingo, 25 de octubre de 2015

ZAMORA. ¡AR!

ZAMORA. ¡AR!

Hace veinte años surgió como un torrente de agua pura, cristalina, y no embotellada, aquello de «haz el amor y no la guerra».

La idea era de rechupete pues no sólo se proponía evitar algo malo (la guerra) sino que en su lugar habría de ponerse algo tan espléndido, estimulante y taquicárdico como el amor.

El mensaje ha ido calando en amplios sectores de la sociedad y de ahí surge el creciente movimiento pacifista que hoy tanto mola.

No obstante,  esa marea de «aquí paz y después gloria» (la paz de la no guerra y la gloria de sí al amor) no ha entrado en los cuarteles.

Por más que hay que reconocer (según dicen las leyendas) que los militares hacen bien el amor (incluso en la guerra).

Pero mientras todo llega (las cosas buenas son imparables) lo que sí parece ser talante nuevo entre la milicia-institución es algo así como «haz el negocio y no la guerra>>.

No es que se renuncie a la misión básica que marca la constitución, debe de ser que con tanta paz y por hacer algo más, a la institución llamada Defensa le ha dado por los negocios.

Esto va porque en Zamora había un terreno, y en el terreno había un cuartel, y en el cuartel un regimiento, y en el regimiento una misión.

Desapareció la misión, y claro desapareció el regimiento, y claro desapareció el cuartel y... ;casi desaparece el terreno!.

Allá por 1910 la ciudad, generosa, «dona» al Ejército un solar para que pueda disponer en él de un cuartel.

Algún propietario, vecino del solar, «dona» también algo y todo unido da lo que en la actualidad es un super-solar.

Pasa el tiempo y Defensa construye en él pabellones y la ciudad en un Plan de Urbanismo declara la zona de utilidad pública.

La defensa de la Patria ya no pasa por tener un cuartel en ese sitio, pero la defensa de no se sabe qué si pasa, por lo visto por un «Santa Rita-Rita-Rita, lo que se da ya no se quita» y resulta que aunque el solar es del Estado (por tanto, también del Ayuntamiento) el Ministerio propone que necesita una compensación (por devolver algo que ya no sabe qué hacer con ello) y la fija en un puro negocio inmobiliario que exige, como todos estos negociejos, una reclasificación del suelo para que un lugar de uso público pase a ser zona residencial (y no para uso del Ejército siquiera).

Como por otro lado Zamora cuenta con un alcalde que adopta «la posición de firmes» ante cualquier superior (de él), también esta vez se ha puesto «a sus órdenes» sin reparar que en cuanto representante del pueblo que lo eligió a quien ha puesto firmes, aceptando, es a toda una ciudad.


FRANCISCO MOLINA * Profesor y escritor. Publicado en El Norte de Castilla el 26 de Julio de 1989, un año antes del asalto al Cuartel Viriato de Zamora

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