LA
POLÍTICA
Tanto la política
como la pornografía son dos cosas de las cuales las gentes suelen decir que
pasan y desprecian, pero en el fondo son también asuntos que más o menos, menos
o más, turban.
Pasar de política es
un lujo que en cuanto uno se descuida se paga caro, ¡como todos los lujos!
El IVA que hay que
pagar por dejar de lado la política es elevado, porque suele ser un IVA de un
cien por ciento de lamento.
«IVA todo tan
bien...».
Porque realmente es
imposible pasar de la política y por tanto de «los políticos», y es imposible
ya que, suponiendo que alguien se niegue a hablar de política, se niegue a leer
sobre política, apague los informativos al llegar a la política, insulte a los
políticos, etcétera, etcétera, etcétera, al final de todo ello ¡no ha podido
pasar de política!
Nace y al ir sus
progenitores a ponerle un nombre se van a encontrar que a lo peor no pueden
llamarle Genghis Khan García García porque unos políticos han establecido
ciertas normas sobre el santoral.
Crece y a la hora de
ir a la escuela resulta que la edad en que es obligatoria la deciden los políticos.
Si se enamora y no
quiere tener hijos, en ello va a influir lo que los políticos hayan decidido
sobre métodos anticonceptivos, aborto, vivienda y más.
Buscar trabajo y
encontrarlo o no, va a estar condicionado por la política económica que impere
en el país, cuestión que deciden los políticos.
La jornada de
trabajo si lo encuentra o el subsidio si no, lo mismo.
La mili, mole o no
mole, también pasa por el filtro político. La edad de jubilación, las
pensiones, el horario diario, etcétera, etcétera, etcétera.
Se puede tener la
ilusión de que «se pasa de política» como se pueden tener otras ilusiones, pero
la realidad es cruda, no hay otro remedio que pringarse de política.
Puestas así las
piezas en el tablero, ¿qué es mejor, moverlas tú o que las muevan por ti?
Claro que se puede
argumentar, «es que a mí la política me da asco, todos los políticos van a lo
suyo, todos son iguales».
¡Pues no lo
consientas!
Baja tú a la arena
política y ya no todos los políticos serán iguales.
Lo que ocurre a
veces no es que los políticos sean iguales, es que los que son iguales son los
ciudadanos que siempre votan lo mismo.
Por otro lado. No
votar es rendirse.
FRANCISCO
MOLINA. * Profesor y escritor. Publicado en el Norte de Castilla el 28 de
Septiembre de 1989
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