lunes, 19 de octubre de 2015

LA MAYORÍA ABSOLUTA ES FALSA


LA MAYORIA ABSOLUTA ES FALSA

«Menudo cacao s'armao» con lo de la mayoría absoluta.

¿Es bueno que un partido tenga mayoría absoluta?

Esta es la pregunta, que convertida en metafísica, se le aparece a los ciudadanos por la noche.

Claro que a los políticos en activo (los «votantes» son políticos en pasivo a los que sólo se les permite practicar la «democracia interruptus», de elección en elección).

Bueno pues, se sigue, a los políticos en activo la pregunta de marras les corroe las entrañas.

Se dice que el PSOE va a ganar y que la única duda está en si lo hará «absolutamente» o simplemente obteniendo más votos.

Desde la osadía absoluta hay que convenir en que si un pueblo le da a un grupo un cheque en blanco está en su derecho y ello no tiene porqué ser negativo.

Lo que ocurre es que en España desde la inauguración de la democracia el conjunto de ciudadanos con derecho a voto nunca jamás le ha dado a ningún grupo político la susomentada mayoría absoluta (o sea, más de la mitad de los votos válidos).

Ni siquiera en 1982. Recuérdense aquellos resultados: Votos válidos 20.936.016, votos del ganador 10.127.392. Es decir no se alcanzó la mitad.

Los males vienen de que el poder conservador (que como su nombre indica es el que prefiere que todo se conserve como está) hizo una ley electoral que tergiversa la realidad, y lo más grave de esa ley es la llamada d'Hont, la cual permite que un partido sin mayoría absoluta por decisión soberana del pueblo, pueda burlar  a éste obteniendo mayoría absoluta de representantes de ese pueblo (que no se la dio) en el Parlamento español.

Este es el grave problema. Si se quiere una democracia avanzada hay que cambiar la ley electoral y dejar, mediante la proporcionalidad, que como Dios y las matemáticas mandan, que la voz que emita el pueblo llegue cristalina y no distorsionada a los despachos donde luego se hacen las leyes para ese pueblo.

Está cantado que nadie va a obtener, por deseo ciudadano, la mayoría absoluta, y si algún grupo la obtiene en diputados será fruto de algo que está bien, democráticamente hablando.

Por lo demás, que el PSOE, ayudado por la ley D'Hont (que no quiere cambiar), obtenga menos de 175 escaños puede ser muy didáctico, pues así se vería de una vez si es de izquierdas (y se une a la Izquierda Unida) o si es de derechas (y se une por ejemplo a Convergencia).

Si repite la absoluta (falsa) sólo se sabrá lo que ya se sabe «que son muy suyos» (más que tuyos).

Francisco Molina. Profesor y escritor. Publicado en El Norte de Castilla el 13 de Octubre de 1989.

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