EL
MODELO MODÉLICO
Tenemos los humanos
una probada capacidad para ser humildes, es decir, para afirmar y defender que
«no nos adornan especiales cualidades y dotes», así uno a uno, al margen de lo
que se piensa, manifiesta que «no es tan inteligente», «no es tan alto», «no es
tan guapo», «no es tan amante».
Pero... (¡ah! qué
deliciosos son los peros y cuánto aclaran).
Bueno pues que venga
«el pero».
Humildes en primera
persona, al final «se nos ve el plumero» cuando nos sentimos arropados y así,
es fácil que se considere a la familia propia como la mejor, el pueblo de uno
como el mejor, la patria no digamos, el continente la repanocha y el planeta
Tierra Dios.
Todo es una forma
disfrazada de decir en voz alta SOY INSUPERABLE, ya que el elemento común a la
familia, pueblo, patria, continente, occidente y planeta ¿quién es?
Uno mismo.
En esta línea de
considerarse la repera, se está exportando por ahí la idea de que «la
transición democrática española» fue modélica y que incluso «nos la piden
prestada”.
Ahora el rollo nos
lo sueltan diciendo que los países del Este solicitan consejo a nuestros
sublimes gobernantes.
Pues bien, sabiendo
que «El Norte de Castilla» es leído en todas las Embajadas que del resto del
mundo hay en España, vayan aquí de una vez por todas las piezas claves de «cómo
se hizo la sublime transición democrática» para que la copien.
1. Para pasar de la
dictadura a la democracia hay que esperar que muera el dictador. Exígese
entonces mucha paciencia.
2. Donde haya un
partido único se ha de colocar a todos sus militantes como funcionarios, en un
ministerio que se llamara de Cultura. Eso se hace para consolidar la
democracia, como se contó aquí.
3. Debe crearse un
partido hijo del régimen anterior y ha de favorecerse a otro que «se vaya a
comer el mundo», de forma que prometa por ejemplo salirse del Pacto de
Varsovia. Cuando este grupo gane, ha de decir que como el Pacto citado no hay
nada para defender la civilización
4.-Es necesario,
para parecerse lo más posible al modelo modélico, que en distintas manifestaciones
haya algún muerto. También son buenas las bandas de incontrolados que maten una
o dos personas, pero sin abusar.
5. Si queda algún
partido sin legalizar habría que cometer un asesinato múltiple de parte de sus
miembros. Con unos cinco como en el crimen de Atocha, basta.
6. Meter el miedo en
el cuerpo al pueblo nunca viene mal, así que un susto-golpe-de-estado al estilo
23-F arregla mucho.
7. Tampoco parece
sobrar una panda de asesinos sedientos de sangre que año tras año cometan sus
salvajadas con la disculpa de un nacionalismo histérico.
8. Por supuesto que
hacer al dedillo lo que piden los poderes fácticos es «mano de santo».
Y es que, no hay que
extrañarse de que nos vean modélicos, porque además, como dice la canción «si
somos los mejores, bueno ¿y qué?”
FRANCISCO
MOLINA MARTÍNEZ. Publicado en El Norte de Castilla el 27 de Noviembre de 1989
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