LA
PENALIZACIÓN DEL MATRIMONIO
Al grito de “hay que
evitar la penalización del matrimonio respecto a las parejas-de-hecho», se
inició una ofensiva cuyo fin era que los cónyuges pagaran menos impuestos que
los que hasta el momento exigía la declaración de la renta.
Ello en el supuesto
de que trabajaran los dos miembros de la pareja legal.
La aparición de una
sentencia suprema (o sea del Supremo) dio por finalizada la batalla, declarando
vencedor, como siempre, al que más tiene respecto al que menos tiene.
La historia es ésta:
La pirámide social, como toda la pirámide. tiene más masa en la base que en el
vértice (tanto es así que la base de la pirámide social es conocida como la
masa).
Cuando llega un
partido al Gobierno puede optar por arreglar los problemas de los que menos
tienen (que están abajo) o el problema de los que no tienen problemas (sólo los
tienen imaginarios), que están arriba.
En España, el
Gobierno anterior (UCD) y el actual (PSOE) en una línea de continuidad (tan
continua, tan continua, que no se nota la diferencia) perfecta, han decidido
arreglar la pirámide por arriba (donde están «los pocos que poseen mucho») y
así: Vemos que,
primero se sacó a
los banqueros (hoy tan flamantes) de su crisis, con dinero de todos (un billón
de pelas, con «b» de burrada fue muestra» generosidad
La disculpa (guardar
las apariencias es de gente educada) fue que si quebraba un banco habría tal
psicosis que quebraríamos todos, por culpa del terremoto económico que se
produciría (Corolario o moraleja: Si se arruina un banquero nos arruinamos
todos, si nos arruinamos todos se enriquece un banquero).
Luego, salvados los
banqueros (¡qué alivio!), se vio quien estaba más arriba en la pirámide de
nuestra sociedad (esta tarea ya correspondió al Gobierno del PSOE comenzando
así su transmutación de «Gobierno de la rosa” en «Gobierno de Porcelanosa»).
Los que iban a
continuación, empezando por arriba, eran los empresarios.
¿Qué problema tenían?
Que no ganaban todo lo que querían ( ! ). No ganaban lo suficiente y en consecuencia
no se sentían estimulados, y claro, no invertían.
Había que evitar que
la pirámide presentara desconchones en la cumbre (al fin y al cabo, lo bonito
de las pirámides son las pun-tas).
Todo se dispuso y:
flexibilidades de plantilla (despidos baratos), reducción de cuotas a la
Seguridad Social, contratos temporales, subvenciones a diestro y siniestro,
etcétera, han conseguido que los empresarios ya no sepan qué hacer con tanto dinero
(con el paro sí saben qué hacer... No es su problema).
Resuelto el problema
de banqueros y empresarios ¿era el momento de resolver los problemas de la MASA
por ejemplo el del paro?
No, las pirámides, hasta
un tonto lo sabe, hay que arreglarlas por arriba que es lo que se ve desde más
lejos, así que se dijeron:
De los que quedan
¿quiénes están mejor?
Las familias donde
hay dos sueldos en vez de uno o ninguno. Pues a resolverles el problema.
¿Qué tragedia podía
afligir a los contrayentes que ganaban un sueldo cada uno?
Que se sentían
penalizados respecto a las parejas que vivían juntas sin estar casadas, vulgo
parejas de hecho (o lecho).
¡Madre del Verbo!
qué disculpa. Cuando todos los cónyuges saben que no es esa la penalización del
matrimonio.
Pues bien, ahora
resulta que lo que podía haberse resuelto con un salomónico ¡que los que
quieran declarar por separado sus impuestos firmen un contrato matrimonial con
separación de bienes en vez de con gananciales! (a ver si compensa), se va a
convertir en un coladero de posibles fraudes y lo que es más, ahora van a pagar
menos que las parejas de hecho.
Aunque esto confirma que Dios escribe derecho
con gobiernos retorcidos, ya que es lógico que las parejas de lecho paguen un
sobrecargo de lujo, que la libertad lo es.
FRANCISCO
MOLINA MARTÍNEZ. Profesor y escritor. Publicado en El Norte de Castilla el 17
de Mayo de 1989
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