sábado, 31 de octubre de 2015

QUÉ CALAMIDAD LA SELECTIVIDAD

QUÉ CALAMIDAD LA SELECTIVIDAD

Según un trabajo recientemente publicado por “El Independiente” entre las enfermedades más frecuentes del profesorado están las de las vías urinarias.

Será de mearnos de risa, porque por lo demás no se explica.

Tampoco se explica de qué nos reímos pues la cosa de la enseñanza no tiene gracia.

Como no tiene gracia la selectividad (prueba de acceso a la Universidad), ni gracia ni sentido, claro.

Teóricamente ese examen que hacen los alumnos/as de COU tiene por misión seleccionar, es decir, actuar de filtro para que sólo pasen los que merecen ser estudiantes universitarios.

En la práctica este examen solo se cepilla como mucho a un 20 por ciento de los alumnos que han aprobado el COU.

Y que caiga tan poca gente es lógico pues si el porcentaje fuese mayor el profesorado de ese curso quedaría en evidencia (ya que es sólo de materia de dicho sobre lo que les preguntan), si resulta que no se habían dado cuenta de que eran una coladera.

Queda pues claro que la selectividad apenas deja gente en la cuneta.

¿Por qué preocuparse entonces? Pues porque aunque un alumno/a haya aprobado la selectividad resulta que eso no le da derecho a entrar en la Facultad que desea, ya que algunas de estas tienen «números clausus>> (o sea, que entran los que pueden).

La selección que hacen estos centros se basa en las mejores notas del examen de selectividad.

Vamos con él.

Estábamos con que seleccionar selecciona poco, ¿que hace pues la Selectividad?

Degradar. Como se oye, <

Eso hace, degradar la nota media obtenida por el alumno en el bachillerato y el COU.

Resulta que aunque suspenden pocos, por el tipo de examen (tipo metralleta: prueba-prueba-prueba-... así hasta ocho en dos días) las notas que sacan chicas y chicos parecen reducidas por los gibaros, de tal forma que les machacan la calificación que llevaban, ya que aquella se une con esta en una nueva media.

Y eso, no sirve para nada; ni siquiera sirve para corregir los posibles abusos de algún centro que infle las notas, ya que al estar todos los alumnos degradados por igual tras el examen-selectivo, resultará que aún quedarán mejor colocados los que venían con mejor nota del bachillerato-COU; fuera merecida o no.

Es decir, después del examen, pocos caen y los que quedan permanecen en la clasificación general casi igual que antes de la prueba, salvo los que hayan tenido mala suerte.

¡Dejar a un alumno dependiendo de la suerte es una calamidad!

Lo que hay que hacer es quitar la selectividad.

Todo el que apruebe COU (solo con el filtro ahí seria mejor) que vaya a la Facultad que quiera, y las que tengan problema de espacio lo resolverían así:

En las capitales de provincia y ciudades importantes existirían los primeros cursos de todos los estudios masificados.

Se matricularía quien se considere capaz y simplemente no se le dejaría pasar a segundo (que ya estaría en la Facultad propiamente dicha) hasta haber aprobado todo primero.

Hasta ahora lo cierto es que desde que los alumnos hicieron una huelga contra, entre otras cosas, la selectividad, esta sigue y es más difícil, o sea más degradante.


FRANCISCO MOLINA. Profesor y escritor. Publicado en El Norte de Castilla el 3 de Agosto de 1989

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