QUÉ
CALAMIDAD LA SELECTIVIDAD
Según un trabajo
recientemente publicado por “El Independiente” entre las enfermedades más frecuentes
del profesorado están las de las vías urinarias.
Será de mearnos de
risa, porque por lo demás no se explica.
Tampoco se explica
de qué nos reímos pues la cosa de la enseñanza no tiene gracia.
Como no tiene gracia
la selectividad (prueba de acceso a la Universidad), ni gracia ni sentido,
claro.
Teóricamente ese
examen que hacen los alumnos/as de COU tiene por misión seleccionar, es decir,
actuar de filtro para que sólo pasen los que merecen ser estudiantes universitarios.
En la práctica este
examen solo se cepilla como mucho a un 20 por ciento de los alumnos que han
aprobado el COU.
Y que caiga tan poca
gente es lógico pues si el porcentaje fuese mayor el profesorado de ese curso
quedaría en evidencia (ya que es sólo de materia de dicho sobre lo que les preguntan),
si resulta que no se habían dado cuenta de que eran una coladera.
Queda pues claro que
la selectividad apenas deja gente en la cuneta.
¿Por qué preocuparse
entonces? Pues porque aunque un alumno/a haya aprobado la selectividad resulta
que eso no le da derecho a entrar en la Facultad que desea, ya que algunas de
estas tienen «números clausus>> (o sea, que entran los que pueden).
La selección que hacen
estos centros se basa en las mejores notas del examen de selectividad.
Vamos con él.
Estábamos con que
seleccionar selecciona poco, ¿que hace pues la Selectividad?
Degradar. Como se
oye, <
Eso hace, degradar
la nota media obtenida por el alumno en el bachillerato y el COU.
Resulta que aunque
suspenden pocos, por el tipo de examen (tipo metralleta: prueba-prueba-prueba-...
así hasta ocho en dos días) las notas que sacan chicas y chicos parecen
reducidas por los gibaros, de tal forma que les machacan la calificación que
llevaban, ya que aquella se une con esta en una nueva media.
Y eso, no sirve para
nada; ni siquiera sirve para corregir los posibles abusos de algún centro que
infle las notas, ya que al estar todos los alumnos degradados por igual tras el
examen-selectivo, resultará que aún quedarán mejor colocados los que venían con
mejor nota del bachillerato-COU; fuera merecida o no.
Es decir, después
del examen, pocos caen y los que quedan permanecen en la clasificación general
casi igual que antes de la prueba, salvo los que hayan tenido mala suerte.
¡Dejar a un alumno
dependiendo de la suerte es una calamidad!
Lo que hay que hacer
es quitar la selectividad.
Todo el que apruebe
COU (solo con el filtro ahí seria mejor) que vaya a la Facultad que quiera, y
las que tengan problema de espacio lo resolverían así:
En las capitales de
provincia y ciudades importantes existirían los primeros cursos de todos los estudios
masificados.
Se matricularía
quien se considere capaz y simplemente no se le dejaría pasar a segundo (que ya
estaría en la Facultad propiamente dicha) hasta haber aprobado todo primero.
Hasta ahora lo
cierto es que desde que los alumnos hicieron una huelga contra, entre otras
cosas, la selectividad, esta sigue y es más difícil, o sea más degradante.
FRANCISCO
MOLINA. Profesor y escritor. Publicado en El Norte de Castilla el 3 de Agosto
de 1989
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