SONDEOS
Y CHOTEOS
Por
Francisco Molina Martínez. Profesor y escritor.
Publicado
en el Norte de Castilla el 6 de Septiembre de 1989
Dicen que hay tres
clases de mentiras: las pequeñas, las grandes y las estadísticas.
También se suele
presentar esta rama de la matemática contando que «si yo me como un pollo y tú
ninguno la estadística dirá que tanto tú como yo nos hemos tomado medio pollo
cada uno».
En los tiempos que
corren ya se riza el rizo y se puede afirmar que si Fulanito ha visto Superman
I y Menganito Superman III, estadísticamente resultará que lo que han visto
tanto Fulano como Mengano es Superman II.
Y es que la
estadística es moldeable como la plastilina por lo que prácticamente se puede
aplicar «a gusto del poeta».
El poeta-político
que llaman Gobierno dispone de un Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)
para, mediante sondeos, estudios estadísticos y prospecciones, saber cómo anda
el patio (nacional).
Hasta ahí bien; pero
el mal comienza cuando se ve que todo lo que se aprende gracias al CIS
(organismo que mantenemos entre todos) sólo lo disfrutan los gobernantes
(organismo que mantenemos entre todos), y lo que está siendo más preocupante,
todo lo que se descubre mediante las encuestas no se utiliza a favor del pueblo
llano sino contra él.
Esto hay que
explicarlo.
Si un sondeo indica
que al ciudadano en general le gusta la letra “L” mayúscula, lo evidente sería
que el Gobierno se preguntara, ¿puedo darles la “L” mayúscula?, y si la
respuesta es afirmativa, que trabaje para que todos podamos sentirnos como niños
con “L” mayúscula nueva.
Pero, ni hablar del
peluquín, una vez que el Gobierno descubre que hay ganas de “L” mayúscula,
analiza si eso le conviene o no a él.
Y que Dios nos coja
confesados, pues si ello va contra sus intereses, entonces ocultarán el sondeo
para empezar, y acto seguido, como sin venir a cuento, en distintas
universidades de verano, emisoras de invierno, periódicos de otoño y revistas
de primavera se empieza a oír hablar de lo perniciosa que es la “L” mayúscula
para la modernidad, para la salud e incluso para conciliar el sueño.
De esta tarea se
encargan los intelectuales sensatos, que a diferencia de los «insensatos» o
utópicos, presentan buen aspecto porque están bronceados por el PSOE que más
calienta.
Los últimos sondéos
le dijeron al que manda que le interesa convocar elecciones cuanto antes (como
cuando te recomiendan una operación de urgencia no vaya a ser que sea demasiado
tarde) y ahí están.
Sea esto un ejemplo
de que el ciudadano es víctima de sus propias opiniones, ya que al darlas en
una encuesta es como si jugara a las cartas y le enseñara al contrario las
suyas.
Por eso debe crearse
una Coordinadora Espontánea Burla Sondéos que recomiende a todo el mundo que en
las encuestas nunca digan la verdad.
El efecto sería
fabuloso, basta observar que si en la última todos hubieran manifestado que en
las generales votarían a IU no sólo no las habrían adelantado sino que posiblemente
estarían estudiando cómo no celebrarlas.
Ahora ya, que quien
se queje, escoja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario