lunes, 5 de octubre de 2015

UNO. MILI, NO

UNO. MILI, NO

Autor FRANCISCO MOLINA. Profesor y Escritor.

Publicado en El Norte de Castilla el 16 de Agosto de 1989

Con los títulos, “Uno. Mili, no”, “Dos. Mili, vos” y “Tres. Mili, al revés” vamos a intentar hacer ver que el sacrificio de la mili ya no es necesario.

También se trata de que consten los argumentos pro-una- mili-por-correspondencia, «e inda máis» se va a picar a los grupos políticos para que de una vez y sin timideces, alguno de ellos tire para adelante con el envite y defienda lo que a tantas ciudadanas y ciudadanos apetece, y que encima es posible.

Resulta que la mili es obligatoria en España desde 1837 (fecha nada revolucionaria, vive Dios), pero además obligatoria-con-reparos.

Con reparos -sobre todo para las clases populares (que son las que tenían que ir)- ya que los ricos se libraban pagando una cantidad estipulada.

En 1912 los privilegiados podían escoger cuerpo y estar menos tiempo.

E incluso en nuestros días los alféreces IPS (de procedencia universitaria por tanto) cobran, por hacerla, sumas tremendamente superiores a las del soldado raso.

No fue su aparición pues un parto progresista; la burguesía de cada país, para la defensa de sus intereses (en todas las guerras el pueblo llano siempre ha perdido), necesitaba la inviolabilidad de las fronteras exteriores y la violabilidad de las ideas interiores; por tanto recurrió a un ejército más gratuito y más eficaz.

La eficacia entonces se basaba en la mayor soldadesca posible, de esa manera el Ejército resultaba fuerte.

Hoy día, sin embargo, con los nuevos artefactos para matar no es el Ejército más numeroso el más destructivo. Ya no hace falta tanta “carne de cañón” puesto que ya hay cañones de sobra para cepillarse toda la carne.

Si nuestros mozos no van a la mili-por-narices quedaría España con un Ejército más reducido, ¿nos deja eso a la intemperie respecto al enemigo?

Ahora, cada año hay como un cuarto de millón de reclutas, a los que hay que añadir los militares profesionales.

Esos 250.000 jóvenes no son preparados para una guerra moderna, sencillamente porque no se puede, ya que el tipo de armamento actual es tan destructivo, sofisticado y caro que no puede superar un cierto número de piezas por país.

O sea que “los reclutas a la fuerza” no van a disponer ni de las armas, ni de la experiencia, ni de la preparación necesaria en caso de guerra.

Hoy, armar bien y con armas del día al Ejército actual sería la ruina, por tanto lo que se está haciendo con tanto «reclutaje» es un mero paripé.

Para lo que ahora se hace a la fuerza y sin ganas, es preferible disfrutar de la paz (sin mili) y en caso de guerra, tras la contención de la invasión por un Ejército profesional, preparar al resto de la población para resistir; cosa posible, pues lo que hoy se hace en doce meses en los cuarteles, se puede hacer de sobra en doce días.

Nos referimos a lo que sería útil para un caso desesperado.

Antes había que preparar a los pueblos para «ir a la guerra», mas para la próxima «no hará falta ir», será ella la que venga a por todos.

Sembremos pacifismo.




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