ALMANZOR (que yo
diría que es el periodista Don Eugenio De Ávila) escribió sobre mí en el “DIA
de ZAMORA” en Junio del año 2009.
Molina,
Paco
Se nos antoja, Paco,
un rojo en la Corte del rey Maillo.
Un rojo en ese
reducto nacional que es la Diputación Provincial y provinciana, en la que viene
soplando con aire fresco Clara San Damián, una paridad lozana, pero hemos
venido aquí a glosar a Molina, aunque obtendrá, Clarita, su momento.
Tiene cara de andar
siempre haciendo amigos, mas la engañosa amistad del politiqueo crea más
maquinismos que apegos para ir a la vuelta de la esquina con el mínimo de
confianza, máxime en posiciones encontradas, que suceden, las más de las veces,
en esa isla de la plaza de Viriato, en la que, el glosado, es un náufrago
solitario, sin un Viernes que le auxilie en sus cuitas.
Estuvo a pie de
calle cuando lo del cierre del Regimiento de Toledo, cuando lo del cierre de la
Vía de la Plata, cuando lo del cierre de la cárcel...
Estuvo, por tanto,
en todos los cerrojazos con los que el felipismo castigó a esta ciudad, a la
que, creo, ni tan siquiera conocía y, tal vez por ello, no le tembló el pulso,
que le latía falsamente socialista, como el tiempo ha venido a quitarle la
razón.
El humor de Molina
late en sus libros y en sus columnas, siempre buscando el chascarrillo, el lado
gracioso de las cosas; dejando la sensación de que se ríe hasta de sí mismo,
pero es tan descarnado ese efecto que pudiera restarle votos, porque al ciudadano
le gustan los políticos serios, aunque después sean lerdos o chorizos.
Hubiera deseado una
Zamora como su bandera, ocho veces roja, pero los trapos se destiñen con el
tiempo, "compa”, y yo prefiero quedarme con tu imagen más iconoclasta:
"La Semana Santa es el periodo de la
iniciación sexual de los zamoranos".
Eso, sí, es izar un
pensamiento ocho veces ocho.
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