EL
MAPA ESCOLAR
La LOGSE ha caído como
una losa (por eso se llama LOGSE).
Resulta que ante
algo que para la sociedad es bueno, el que se puedan ofrecer y exigir más años
de preparación, educación, cultura a sus ciudadanos, se afronta una
modificación del sistema educativo.
Este cambio de
muebles (unos de sitio y otros por renovación) lógicamente a los que más les
afecta es a aquellos que están todo el día (es un decir) en casa, en este caso
profesoras y profesores.
Añádase que la
inercia por otra parte no parece ser sólo un principio físico y tal vez (los
experimentos lo muestran) también sea una verdad psicológica.
Esa inercia mental
predispone de entrada contra el nuevo orden, y como consecuencia de ello surge
una oposición entre los profesionales del ramo.
A esa tendencia a
preferir «lo malo conocido a lo bueno por conocer» se unen los intereses (y las
manías) de grupo (o secta o cuerpo).
Consecuencia de todo
ello en la provincia de la «pistola geográfica», el panorama es este:
- En EGB, zona donde
desde el punto de vista de los de Enseñanzas Medias tenía que estar corriendo
el champán porque «van a poder subir a los cielos sin esfuerzo», se da el caso
de que como han de «habilitarse» (colocarse) cada uno en la cola de su especialidad
(cosa hasta ahora no necesaria) y luego entrar en un concurso de traslados
nuevo, pues claro, la incertidumbre se convierte en angustia (añádase que,
aunque se les respeta el destino, hasta ahora no existe un catálogo de puestos
de trabajo con lo que todo se ve en el aire).
El mapa escolar en
la comarca de los maestros está amenazado por una borrasca enquistada que de
vez en cuando descarga en forma de chirimiri.
- En FP los
profesores de prácticas se preguntan a dónde van y en qué condiciones, al
desaparecer la FP 1; por otro lado los de teoría parecen los más serenos,
integrados hasta ahora en la rama menos vistosa del árbol educativo, ahora
pasarán al tronco común de lo que se llamará educación secundaria.
Tiempo pues por aquí
apacible, salvo zonas aisladas de anti-maestrismo (sean estos maestros de
taller o maestros a secas). –
-En Bachillerato.
Bueno. ¡Aquí arde el mar! Porque resulta que lo que se está mirando con lupa es
si los maestros se «les van a pegar a los talones», en vez de estar atentos a
cómo dar un paso adelante ellos (nunca se habla de la totalidad, naturalmente).
Como consecuencia de
esto (mirar atrás en vez de adelante), se van a dejar colar la última jugada
del Ministerio/Gobierno, según la cual entre los profesores de Secundaria habrá
dos categorías (profesor raso y catedrático) de tal forma que, docentes que
hagan lo mismo (porque dan clase al mismo tipo de alumnos, las mismas horas y
la misma asignatura) cobrarán unas trescientas mil pesetas menos los unos que
los otros.
En vez de luchar
contra esto, toda su energía la invierten en vigilar que ningún maestro obtenga
una licenciatura-de-rebajas (según su versión el cuerpo único no es más que un
caballo de Troya con el que se buscan titulaciones superiores a precios
inferiores).
El mapa escolar en
estas latitudes está revuelto y sin posibilidades de mejora; salvo que descargue
la tormenta al grito de ¡muera el cuerpo único y viva la jerarquización!, o
sea, que el profesorado sea colocado por categorías y que estas se establecieran
por la mayor o menor (supuesta) dificultad de lo que se enseña, de manera tal
que el de Medias ganaría más que el maestro, y no sólo ello, dentro de Medias,
el de ciencias más que el de letras («lenguaje» aparte) porque según cuentan
son más difíciles las primeras que las segundas.
Francisco
Molina. Publicado en El Norte de Castilla el 14 de Mayo de 1990
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