ANIMALES,
ALMAS Y COMUNISTAS
Dicen que dice el
Papa que los animales tienen alma.
Por ello hay un gran
asombro entre las gentes, mas si se repara en que este mismo pontífice había
afirmado «tiempo ha» que se podía adulterar con la propia esposa, ¿a qué tanto
alboroto?
Todo es posible en
Granada y... en el Vaticano.
Lo que desconcierta
es la fijación en la cuestión de los animales cuando lo que urge es saber si
los que tienen alma son los comunistas, o por el contrario son unos desalmados.
La cuestión no es
mota de polvo, ya que si se considera que «estas gentes» eran consideradas una
peste antes de gobernar (y casi de nacer) y que después de tener el poder
«parecen haberlo confirmado» (lo de los países del Este), los indicios son
espeluznantes.
¿Son las personas
que militan en partidos comunistas la escoria de la sociedad? ¿Es el comunismo
una maldición que cayó sobre la Humanidad y que “afortunadamente” no va a pasar
del siglo en que surgió?
Avancemos con pies
de plomo.
¿Son los comunistas
ladrones, bestias y sanguinarios?
Habrá que aceptar
que hasta que el fenómeno-comunista surge (pongamos 1905) la historia había
tenido la suficiente cuerda como para demostrar que la ideología de «siempre
habrá ricos y pobres», «unos nacen con estrella y otros estrellados», «la vida
es como es y los que no se conforman son unos resentidos», etc., es decir, lo que
se conoce como cultura o pensamiento o estilo de derechas había «hecho de las
suyas» hasta decir basta (esclavitud, inquisición, sacrificios humanos,
guerras).
Luego aparecen los
comunistas y... en la balanza de lo negativo aportan a Stalin, aunque claro la
clase conservadora se descuelga con un Hitler que si el «salvajómetro» funciona por el número de muertes, gana el
nazi y con abrumadora ventaja.
El comunismo tiene
el parto negro de Afganistán, mientras «los buenos» aportan a este museo de
despropósitos Vietnam.
Invasiones de
Hungría y Checoslovaquia para unos, y las de Granada, Panamá, Chad y demás
colonias para otros.
Dictaduras en el
«socialismo real» y dictaduras en el «capitalismo ideal» (España, Chile,
Indonesia, Sudáfrica, Filipinas...)
Corrupción económica
en dirigentes rojos y corrupción de la misma especie en los azules, blancos y
malvas. Vamos, que por lo que se ve, los comunistas «sí tienen alma», ya que
cometieron los mismos pecados que sus contrarios políticos.
Aunque eso sí,
cometieron menos fechorías. Pero claro, ahí está lo grave, no puede un proyecto
tan hermoso y limpio como el marxista (la única crítica dialéctica que se le
hace es la de ser utópico, confirmando así su grandeza); pues bien, no puede el
marxismo basarse para avanzar en que es menos malo que el proyecto conservador
(que por definición no quiere que cambien las cosas).
Entre Guatemala y
Guatepeor, la gente se queda en casa.
¿Dónde está el
fallo? En la tesis sobre la «dictadura del proletariado».
Lenin decía, cuanto
más radical sea la transformación de la sociedad en favor de los que menos
tienen, más virulenta va a ser la reacción de los poderosos para evitarlo...
Y en consecuencia,
se inventa «un seguro contra esa violencia», la dictadura del proletariado.
Pero la práctica
pulverizó la teoría; pues al final, mucho de dictadura y poco de proletariado.
Por estos pagos, hay
que decir que los comunistas se han batido el cobre por la democracia, las
libertades y una sociedad más igualitaria.
No tienen por qué
gustarles a todo el mundo, pero sí deben gustarse a sí mismos, ¡qué caray!
FRANCISCO
MOLINA. Publicado en el Norte de Castilla
el 30 de Enero de 1990
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