miércoles, 21 de octubre de 2015

ANIMALES, ALMAS Y COMUNISTAS


ANIMALES, ALMAS Y COMUNISTAS

Dicen que dice el Papa que los animales tienen alma.

Por ello hay un gran asombro entre las gentes, mas si se repara en que este mismo pontífice había afirmado «tiempo ha» que se podía adulterar con la propia esposa, ¿a qué tanto alboroto?

Todo es posible en Granada y... en el Vaticano.

Lo que desconcierta es la fijación en la cuestión de los animales cuando lo que urge es saber si los que tienen alma son los comunistas, o por el contrario son unos desalmados.

La cuestión no es mota de polvo, ya que si se considera que «estas gentes» eran consideradas una peste antes de gobernar (y casi de nacer) y que después de tener el poder «parecen haberlo confirmado» (lo de los países del Este), los indicios son espeluznantes.

¿Son las personas que militan en partidos comunistas la escoria de la sociedad? ¿Es el comunismo una maldición que cayó sobre la Humanidad y que “afortunadamente” no va a pasar del siglo en que surgió?

Avancemos con pies de plomo.

¿Son los comunistas ladrones, bestias y sanguinarios?

Habrá que aceptar que hasta que el fenómeno-comunista surge (pongamos 1905) la historia había tenido la suficiente cuerda como para demostrar que la ideología de «siempre habrá ricos y pobres», «unos nacen con estrella y otros estrellados», «la vida es como es y los que no se conforman son unos resentidos», etc., es decir, lo que se conoce como cultura o pensamiento o estilo de derechas había «hecho de las suyas» hasta decir basta (esclavitud, inquisición, sacrificios humanos, guerras).

Luego aparecen los comunistas y... en la balanza de lo negativo aportan a Stalin, aunque claro la clase conservadora se descuelga con un Hitler que si el «salvajómetro»  funciona por el número de muertes, gana el nazi y con abrumadora ventaja.

El comunismo tiene el parto negro de Afganistán, mientras «los buenos» aportan a este museo de despropósitos Vietnam.

Invasiones de Hungría y Checoslovaquia para unos, y las de Granada, Panamá, Chad y demás colonias para otros.

Dictaduras en el «socialismo real» y dictaduras en el «capitalismo ideal» (España, Chile, Indonesia, Sudáfrica, Filipinas...)

Corrupción económica en dirigentes rojos y corrupción de la misma especie en los azules, blancos y malvas. Vamos, que por lo que se ve, los comunistas «sí tienen alma», ya que cometieron los mismos pecados que sus contrarios políticos.

Aunque eso sí, cometieron menos fechorías. Pero claro, ahí está lo grave, no puede un proyecto tan hermoso y limpio como el marxista (la única crítica dialéctica que se le hace es la de ser utópico, confirmando así su grandeza); pues bien, no puede el marxismo basarse para avanzar en que es menos malo que el proyecto conservador (que por definición no quiere que cambien las cosas).

Entre Guatemala y Guatepeor, la gente se queda en casa.

¿Dónde está el fallo? En la tesis sobre la «dictadura del proletariado».
Lenin decía, cuanto más radical sea la transformación de la sociedad en favor de los que menos tienen, más virulenta va a ser la reacción de los poderosos para evitarlo...

Y en consecuencia, se inventa «un seguro contra esa violencia», la dictadura del proletariado.

Pero la práctica pulverizó la teoría; pues al final, mucho de dictadura y poco de proletariado.

Por estos pagos, hay que decir que los comunistas se han batido el cobre por la democracia, las libertades y una sociedad más igualitaria.

No tienen por qué gustarles a todo el mundo, pero sí deben gustarse a sí mismos, ¡qué caray!



FRANCISCO MOLINA. Publicado en el Norte de Castilla  el 30 de Enero de 1990

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