CUATRO
MIL MILLONES
Dicen que Zamora “la
bien cercada” debe -vía Ayuntamiento-cuatro mil millones de pesetas, o sea que
Zamora es «la bien cercada de hipotecas».
Falta hacer una
auditoria exhaustiva que dé la cifra exacta de la deuda, que por su volumen es
un «agujero negro» típico.
Un «agujero negro» (a
ver cómo se lo puedo contar sin que eche a correr) es una estrella que lo atrae
todo hacia sí misma con tal eficacia que nada se le escapa.
Piénsese en el
planeta Tierra, no es agujero negro porque si se lanza un cuerpo (los cohetes
espaciales) con suficiente impulso hacia arriba, la fuerza que adquiera puede
llegar a superar a la de su peso y «salirse» al espacio escapando de la
atracción terrestre.
A los astros que son
agujeros negros se les llama así porque son tan bestias que atraen hacia sí
mismos incluso la luz (la luz pesa, aunque no lo parezca) con lo cual se les ve
como si no tuvieran luz (o sea no se les ve),vamos, como si fueran linternas
que alumbraran sólo hacia su propio interior.
Un agujero negro es
pues un planeta al que si llegas en una nave ya te puedes ir comprando piso en
él porque no vas a poder escapar ni montado en un rayo de luz.
Pues así está el
Ayuntamiento de la ciudad y por ende la ciudad, aprisionado por una deuda que
todo se lo traga.
Ya se tragó al
alcalde que la originó (sigue de concejal y pudo repetir bastón de mando. pero
tiene pánico al torbellino económico), al actual se lo está merendando con
concejales afines y todo, y la oposición electa, para evitar el vértigo de la
caída, hace su trabajo municipal por teléfono (sin salir de casa, piensan, no
caerán en el agujero negro).
La ciudadanía cada
vez más fresca (no en el sentido de los señores que la embargaron) y viva,
aporta ideas que ayudan a resolver el problema ( ¡Todo tiene solución hasta la
muerte!)
Así, por si un lado
se apoya al Tercer Mundo pidiendo que dichos países no paguen la pavorosa deuda
externa; bastaría considerar la idea de presentar un certificado de «tercer
mundo» u entonces también esta deuda quedaría saldada.
Otro plan, éste para
atraer turistas, consistiría en establecer un premio (no en metálico, claro)
para aquella persona, familia o grupo de personas que viniendo a visitar esta
villa encuentre entre lo realizado los cuatro mil millones, porque, todo sea
dicho, si la deuda es mala peor aún es no saber dónde está ese dinero.
Buscar por la ciudad
donde está metida esa porrada de millones puede ser una fuente de ingresos para
la Casa Consistorial y un placer para los turistas.
Ah! Y no vale decir
que los cuatro mil millones se invirtieron en el cimborrio catedralicio, que
eso ya estaba hecho de antes y amortizado.
FRANCISCO
MOLINA. Publicado en El Norte de Castilla el 29 de Marzo de 1990
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