¿QUIÉN
PERDIÓ EL DIPUTADO?
En España hay unos
30 millones de votantes que son representados por 350 diputados en el Congreso
donde se hacen las leyes.
Ello supone que cada
señor o señora diputada representa a 85.000 ciudadanos.
De lo anterior se
deduce que a una provincia como Zamora, con 177.000 personas con derecho al
voto, le correspondería, como «representantes del pueblo», dos diputados.
Sin embargo, Zamora
contó hasta ahora con cuatro «defensores (teóricos) de la provincia».
El argumento es que
así las zonas más desfavorecidas (por las circunstancias) podrían sentirse
«menos dejadas de la mano de Dios (del dios-poder)».
La realidad ha
demostrado que todo era un regalo-camelo.
Las cosas han
evidenciado que:
(A) En esta
provincia ninguno de los representantes destacados a Madrid ha conseguido nada
para su zona.
(B) La razón de que
a este tipo de provincias se les regalen «presuntos defensores» está en que son
zonas conservadoras.
(C) Ello origina que
en otros sectores de población dispongan de menos representantes de los que en
buena lógica les correspondería.
(D) Se crean así las
condiciones idóneas para que en el Congreso predominen los diputados que creen
que las cosas son como son y no pueden ser de otra forma» (o sea, señores
conservadores).
Mas la historia
sigue.
Después de haber
creado estas reservas de votos-inertes el paso segundo del PP (derecha-derecha)
y el PSOE (derecha-civilizada) consiste en enviar «para defender a Zamora» (en
este caso) a gentil-hombres que de esta tierra se informan, con urgencia y
nocturnidad, a través de la oficina de turismo que les queda más cerca de su
verdadera casa.
Con este paso,
constatado, resulta evidente que no se regalaban diputados «para nuestro bien»,
sino «para su bien» (el de esos partidos que todo lo consensuan), ya que al
final, de los cuatro representantes del pueblo zamorano, dos por lo menos no
son de aquí, ya que desde hace un buen tiempo-político por estos pagos hay que
recibir al menos un «par de cuneros>>, teniendo que limitarse este buen
pueblo a acunarlos con sus votos.
Así, ya es tradición que el PSOE nos mande un
cunero y el PP otro.
Si a eso le añadimos
que hasta hoy los otros dos, aunque de aquí, parecen también cuneros (pues se
chuparon el dedo cantidad), dedúzcase.
Como ahora Zamora
pierde un diputado por descenso de población, los dos citados partidos han
perdido (ellos y no los paisanos) un «aprieta botones» (¿hacían algo más en el
Congreso de los Diputados?) seguro.
Y encima, como no
saben quién de los dos se ha quedado sin él, están muy preocupados.
Pobres. La lección
ha enseñado que no te defienden mejor muchos, sino buenos.
Por eso el pueblo
está tranquilo y bromea:
«Cunero tanto, tanto
cunero, el Otero, como el Romero».
FRANCISCO
MOLINA MARTÍNEZ. Publicado en El Norte de Castilla el 9 de Octubre de 1989
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