jueves, 10 de diciembre de 2015

COSITAS MARXISTAS

COSITAS MARXISTAS

El filósofo Ortega y Gasset dijo que cada persona es ella y sus circunstancias.

Freud viene a decir que la circunstancia que mas influye en el modo de ser es la sexualidad, y Marx, por su cuenta y riesgo, afirmaba que la circunstancia con más trascendencia en el comportamiento humano es la económica.

Así, muy resumida (en una sola gragea) es la teoría de Marx, útil para explicarse por qué ocurren las cosas en política, por qué ocurrieron en la historia y útil, con derecho al error, para vaticinar acontecimientos (que no profetizar).

Como ejemplo de eficacia de la teoría marxista vamos a tomar dos ejemplos sobre un mismo tema.

Se trata de sendas reacciones ante las “oposiciones del escándalo” (las que se celebraron en el verano-91 para poder ser profesor/a).

Recordarán ustedes que gran parte de la sociedad rasgose las vestiduras porque “ había gente que aprobaba con un 2 y otra que suspendía con un 10”, según mensaje turbio de los opositores no aprobados (lo que ocurría era que para obtener plaza había que obtener una de las mejores puntuaciones, contándose también los años de experiencia como merito, tras una prueba eliminatoria).

Con motivo de todo esto y sus mil matices, mantuve una polémica en la “sección cartas al director”, con una persona que no tuvo la suerte de aprobar (recuérdese que en todo concurso-oposición, en cuanto concurso, ¡a fortuna también juega!).

De esa polémica lo más llamativo está en que “la suspendida” llega a negar validez al tribunal, para no darle una nota mayor, ya que ella era pedagoga (ciencia que enseña a ensenar) y los del tribunal “simples” maestros (con, a los más, tres asignaturas de pedagogía).

Por otro lado, analizando las mismas oposiciones, la parte contraria, una central sindical (que si estaba de acuerdo con el tipo de acceso a la docencia), llegó a la siguiente conclusión: no se había equivocado en nada, salvo que dos tribunales que juzgaban el paso de licenciados-maestros para ser profesores de secundaria había que cambiarlos porque se habían cargado prácticamente a todos, cuando encima el examen era mas de risa que el de los licenciados a secas.

Bueno, pues ya están sobre la mesa dos casos que sólo pueden explicarse desde un vistazo marxista (“Dios es el dinero y lo demás un camelo”.).

Sólo marxistamente puede entenderse que gentes preparadas reaccionen como cualquier alumno, que ante el peligro de ser castigado (¿sin la paga?) ha dicho o hemos dicho:

“Es que el profesor me tenia manía”.

Veamos. Primer caso. La afectada por el suspenso, dañadas sus perspectivas económicas monta un subterfugio (estructura filosófica) para que las cosas cambien a su favor y, qué mejor que “por real decreto se diga: todo el que sabe la ciencia que sabe ensenar (pedagogía) que sea maestro sin más”; olvidando análisis más elementales como que a lo mejor ella, ese día, no supo enseñar la cosa concreta que le tocó exponer al tribunal; cosa que pudo haber ocurrido o no?

Segundo caso. Indudablemente, cuando de 85 temas, sacas seis por sorteo, eliges el que quieres, dispones de dos horas para prepararlo, al nivel de dificultad que tú eliges y tienes plaza en cuanto sacas un 4, se puede decir que todo está preparado en favor del opositor.

Si después de esto, los resultados son espeluznantes en cuanto a pocos aprobados, la cosa hay que analizarla.

Lo que advierte Marx es, sobre que, dicho análisis será interesado y tendrá que ver con las pelas.

(Un mal pensado el tío, véase el análisis y comprobemos si acertó o no):

Los acusadores dicen: “Este gran número de suspensos se debe a la mala idea de los tribunales (tantos coma asignaturas y elegidos por sorteo) que al estar compuestos por profesores de secundaria tienen manía a los licenciados que son maestros; además, no han preguntado a los opositores lo que se sabían, cuando el boletín decía que había que valorar la didáctica del tema (pedagogía), limitándose a valorar si el candidato se sabía el tema que eligió para explicar (el tribunal parece que sólo juzgaba los conocimientos)”.

Marx, como un bendito, ayuda comprender. Es obvio que el análisis debe estar hecho por damnificados (que son los perjudicados económicamente) y por tanto construyen una estructura filosófica (por indemostrable) que permita llegar a la conclusión mas favorable (para el colectivo):

“Conseguida una oposición fácil, luchemos ahora por unos tribunales mas fáciles todavía”.

Naturalmente cualquier otro estudio de los resultados, como investigar cuantos licenciados se presentan a sus asignaturas, o cuánto tiempo hace que se acabo la licenciatura, etc., no interesa (económicamente).

Y así nos encontramos que en vez de decir “cachis en la mar” y a esperar tiempos mejores, no se duda (por dinero) en afirmar que hay tribunales que no están preparados (amañados) o que suspenden a propósito, con lo cual se está causando otro mal a la enseñanza (a la que tanto amamos) pues si el mensaje es:

hay profesores que suspenden a otros por manía, ¿qué pueden pensar las familias sobre la conducta respecto a sus hijos e hijas que encima están indefensos?.

Menos mal que el bueno de Marx ayuda a entender lo inexplicable.


FRANCISCO MOLINA. El Correo de Zamora. 8 de Enero de 1992

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