COSITAS
MARXISTAS
El filósofo Ortega y
Gasset dijo que cada persona es ella y sus circunstancias.
Freud viene a decir
que la circunstancia que mas influye en el modo de ser es la sexualidad, y
Marx, por su cuenta y riesgo, afirmaba que la circunstancia con más
trascendencia en el comportamiento humano es la económica.
Así, muy resumida
(en una sola gragea) es la teoría de Marx, útil para explicarse por qué ocurren
las cosas en política, por qué ocurrieron en la historia y útil, con derecho al
error, para vaticinar acontecimientos (que no profetizar).
Como ejemplo de
eficacia de la teoría marxista vamos a tomar dos ejemplos sobre un mismo tema.
Se trata de sendas
reacciones ante las “oposiciones del escándalo” (las que se celebraron en el
verano-91 para poder ser profesor/a).
Recordarán ustedes
que gran parte de la sociedad rasgose las vestiduras porque “ había gente que
aprobaba con un 2 y otra que suspendía con un 10”, según mensaje turbio de los
opositores no aprobados (lo que ocurría era que para obtener plaza había que
obtener una de las mejores puntuaciones, contándose también los años de
experiencia como merito, tras una prueba eliminatoria).
Con motivo de todo
esto y sus mil matices, mantuve una polémica en la “sección cartas al director”,
con una persona que no tuvo la suerte de aprobar (recuérdese que en todo
concurso-oposición, en cuanto concurso, ¡a fortuna también juega!).
De esa polémica lo
más llamativo está en que “la suspendida” llega a negar validez al tribunal,
para no darle una nota mayor, ya que ella era pedagoga (ciencia que enseña a
ensenar) y los del tribunal “simples” maestros (con, a los más, tres
asignaturas de pedagogía).
Por otro lado,
analizando las mismas oposiciones, la parte contraria, una central sindical
(que si estaba de acuerdo con el tipo de acceso a la docencia), llegó a la
siguiente conclusión: no se había equivocado en nada, salvo que dos tribunales
que juzgaban el paso de licenciados-maestros para ser profesores de secundaria
había que cambiarlos porque se habían cargado prácticamente a todos, cuando
encima el examen era mas de risa que el de los licenciados a secas.
Bueno, pues ya están
sobre la mesa dos casos que sólo pueden explicarse desde un vistazo marxista (“Dios
es el dinero y lo demás un camelo”.).
Sólo marxistamente
puede entenderse que gentes preparadas reaccionen como cualquier alumno, que
ante el peligro de ser castigado (¿sin la paga?) ha dicho o hemos dicho:
“Es que el profesor
me tenia manía”.
Veamos. Primer caso.
La afectada por el suspenso, dañadas sus perspectivas económicas monta un subterfugio
(estructura filosófica) para que las cosas cambien a su favor y, qué mejor que “por
real decreto se diga: todo el que sabe la ciencia que sabe ensenar (pedagogía) que
sea maestro sin más”; olvidando análisis más elementales como que a lo mejor
ella, ese día, no supo enseñar la cosa concreta que le tocó exponer al tribunal;
cosa que pudo haber ocurrido o no?
Segundo caso.
Indudablemente, cuando de 85 temas, sacas seis por sorteo, eliges el que
quieres, dispones de dos horas para prepararlo, al nivel de dificultad que tú
eliges y tienes plaza en cuanto sacas un 4, se puede decir que todo está
preparado en favor del opositor.
Si después de esto,
los resultados son espeluznantes en cuanto a pocos aprobados, la cosa hay que
analizarla.
Lo que advierte Marx
es, sobre que, dicho análisis será interesado y tendrá que ver con las pelas.
(Un mal pensado el tío,
véase el análisis y comprobemos si acertó o no):
Los acusadores
dicen: “Este gran número de suspensos se debe a la mala idea de los tribunales
(tantos coma asignaturas y elegidos por sorteo) que al estar compuestos por
profesores de secundaria tienen manía a los licenciados que son maestros; además,
no han preguntado a los opositores lo que se sabían, cuando el boletín decía
que había que valorar la didáctica del tema (pedagogía), limitándose a valorar
si el candidato se sabía el tema que eligió para explicar (el tribunal parece
que sólo juzgaba los conocimientos)”.
Marx, como un
bendito, ayuda comprender. Es obvio que el análisis debe estar hecho por damnificados
(que son los perjudicados económicamente) y por tanto construyen una estructura
filosófica (por indemostrable) que permita llegar a la conclusión mas favorable
(para el colectivo):
“Conseguida una oposición
fácil, luchemos ahora por unos tribunales mas fáciles todavía”.
Naturalmente
cualquier otro estudio de los resultados, como investigar cuantos licenciados
se presentan a sus asignaturas, o cuánto tiempo hace que se acabo la
licenciatura, etc., no interesa (económicamente).
Y así nos
encontramos que en vez de decir “cachis en la mar” y a esperar tiempos mejores,
no se duda (por dinero) en afirmar que hay tribunales que no están preparados
(amañados) o que suspenden a propósito, con lo cual se está causando otro mal a
la enseñanza (a la que tanto amamos) pues si el mensaje es:
hay profesores que
suspenden a otros por manía, ¿qué pueden pensar las familias sobre la conducta
respecto a sus hijos e hijas que encima están indefensos?.
Menos mal que el
bueno de Marx ayuda a entender lo inexplicable.
FRANCISCO
MOLINA. El Correo de Zamora. 8 de Enero de 1992
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