RETAGUARDIA
El estallido por los
aires de las estructuras estatales de los países gobernados por partidos
comunistas y situados en el Este europeo se ha debido sbre todo y casi exclusivamente
a dos factores.
Uno: Han sido regímenes
que, obnubilados por la tesis de la dictadura del proletariado, tenían un
marcado carácter de intolerancia y, en consecuencia, han ejercido excesiva
violencia, pasta el punto de que el discrepante podía ir a la cárcel o a la
tumba.
Dos: La otra' razón'
que ha constituido núcleo del odio que incluso algunos de los ciudadanos de
aquellos lugares muestran por la palabra comunista, es la falta de libertad
social, libertad ahogada por el razonamiento de “cuando se tiene la razón sobra
la democracia, ya que no tiene sentido elegir entre lo verdadero y lo falso”.
Esa clarividencia
supuso no solo hacer del término “prohibido” el principal mandamiento de la
vida, sino que incluso se llegó a decir lo que es sano y no lo es ¡en arte!
Paradójicamente, los
comunistas españoles daban la vida por defender aquí la democracia, la libertad
y la abolición de la pena de muerte.
Hay mas paradojas;
esas mismas sociedades, situadas al otro lado del telón de acero, aún viviendo
en un clima de injusticia y dictadura, han podido resolver su problema democráticamente,
ya que ahora las nuevas condiciones se dan por petición popular, y lo que es más,
con apoyo de miles de comunistas.
El derrumbe social
de esos países muchos lo han proyectado o resumido como un indicio de que el
marxismo era una teoría económica equivocada.
¡Está por ver! Pues
en verdad no parece que la situación de desarrollo económico, con ser mala, sea
por si prueba de nada, ya que por esa regla de tres bastaría mirar a muchísimos
más países (los del tercer mundo) para comprobar como con economías Libres (?)
de Mercado, están en unas condiciones de calidad y nivel de vida horrendas,
mientras que los países de los que tanto se habla al fin y al cabo constituyen
lo que sería el segundo mundo, es decir, algo así como la clase media dentro
del conjunto de naciones.
La situación económica no es, pues, la que ha
podido contribuir a hacer que las cosas cambiaran drásticamente, y por tanto no
se ha demostrado aún nada económicamente, aparte de que está por ver cuál es la
reacción democrática de esos pueblos ante las realidades capitalistas que se
les avecinan, porque, claro, no por ser demócrata se es rico.
En España, con las
manos y la conciencia tranquila, pues siempre se han defendido cosas que hoy
son irrenunciables, como la democracia, la libertad y el no a la pena de
muerte, ocurre que el Partido Comunista tiene aún menos aceptación de la que le
correspondería si simplemente fuera salpicado por la mala imagen de los
partidos con sus mismos apellidos.
Eso sólo puede deberse
a que ha ofrecido una política sin atractivo ninguno.
Es un sarcasmo, pero
posiblemente el peor defecto de los comunistas es que como grupo no eran nada
revolucionarios, contra lo que dice su propia definición.
De esta manera, no
reciben la confianza ni de los que temen cualquier cambio de sociedad, ni
tampoco de aquellas otras personas que apuestan fuerte.
Si se repasa la acción
política una vez instaurada la democracia, se observa un cambio, y así, de
haber sido la vanguardia del proletariado durante la dictadura, se convierte en
retaguardia del proletariado.
Y no es una frase.
Ejemplos: Cuando el proletariado ya está desde hace tiempo contra las centrales
nucleares, ¡ahora! el PCE dice no; cuando el proletariado dice que no quiere
hacer la mili, ¡ahora! el PCE dice no; cuando el proletariado no quiere nada de
moralinas, ¡ahora! el PCE dice no.
Afortunadamente, los
comunistas españoles debaten y así tienen a veces geniales aciertos como la
creación de Izquierda Unida.
Ya todo es distinto,
ahora es mas dificil equivocarse para las gentes que se mueven por hacer
avanzar la sociedad a mas revoluciones.
Pero de nuevo ese
espíritu de retaguardia del proletariado surge en el órgano directivo del PCE y
le da por proponer, de momento con éxito, a la presidencia de IU, la
conveniencia de tender la mano al gobierno en el poder.
Cuando el
proletariado está quitando votos, elección tras elección, al Gobierno, y ya
regresa el voto de la ilusión, ahora algunos quieren hacer de cirineos del
PSOE.
Quien crea que los
psoistas están hacienda lo que pueden, en vez de lo que quieren, que sea
sincero y propongan la disolución de todas las fuerzas de izquierda (es la
mejor ayuda a Felipe González y compañía), o simplemente, que se vaya él,
individualmente, a dicho partido, no es tan grave, pues al fin y al cabo es el grupo
político más estimado por los españoles.
Despedida y cierre:
Es más saludable equivocarse con el pueblo que contra éste, así que aún puede
ser preferible ser retaguardia del proletariado que correlevitas del potentado.
FRANCISCO
MOLINA. El Correo de Zamora. 8 de Agosto de 1990
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